El presidente de Rusia, Vladimir Putin, sorprendió este miércoles al anunciar que impulsará una reforma constitucional que fortalece el poder del Congreso y el primer ministro en detrimento del presidente. La propuesta, presentada por él ante ambas cámaras del Legislativo, implica que el primer ministro ya no sea designado por el presidente y avalado por el Congreso, sino que sea este el que lo nomine y apruebe. “Aumentarían el papel y la importancia del Parlamento del país, así como la independencia y responsabilidad del primer ministro”, indicó el mandatario.

Además del Parlamento, la reforma potenciaría el Consejo de Estado, un órgano consultivo encabezado por el presidente, en el que están representadas todas las regiones rusas y que actualmente tiene un rol meramente ceremonial. La propuesta de Putin, que atraviesa su cuarto mandato en la presidencia (1999-2008 y desde 2012) y ocupó la oficina del primer ministro durante un quinto (2008-2012), también incluye que los presidentes puedan tener un máximo de dos mandatos y que no puedan acceder a ese cargo, o al gobierno de las regiones, quienes no hayan vivido en Rusia durante los últimos 25 años o tengan otra nacionalidad, entre otras cosas.

Después de que Putin presentara su iniciativa, que deberá ser afinada y posteriormente votada en un referéndum, el gabinete presentó su renuncia. El presidente les pidió a los ministros que permanecieran en sus cargos mientras buscaba sustitutos, pero aceptó la salida del primer ministro, Dmitri Medvedev, quien la dio a conocer en un discurso televisado junto con Putin. Medvedev –que fue presidente cuando Putin fue primer ministro– pasará a ser vicejefe del Consejo de Seguridad, un cargo de segunda línea. En su lugar asumirá el hasta ahora jefe del Servicio Federal de Impuestos, Mijail Mishustin, quien es definido por medios internacionales como un tecnócrata poco conocido que no tiene ambiciones políticas.