“El 11 de Septiembre de 1973, Chile escogió la libertad y el país que tenemos hoy, es gracias a los hombres y mujeres que se alzaron para impedir la revolución marxista en nuestra tierra”. Esas son las palabras que José Antonio Kast escribió en su cuenta de Twitter el 18 de setiembre de 2018, durante el aniversario del golpe de Estado. Kast es conocido hace algunos años como “el Bolsonaro chileno”, no sólo por su defensa férrea de la dictadura y el pinochetismo, sino también por su vínculo cercano con el liderazgo cristiano de Chile y sus ideas conservadoras, que atribuye a que es cristiano. El hasta ahora líder de Acción Republicana forma parte del grupo que en 2017 lanzó la Declaración de México, en la que políticos de toda América Latina se comprometen a luchar contra las resoluciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que favorezcan a las libertades individuales en materia de aborto, derechos reproductivos, educación sexual, equidad de género y matrimonio homosexual.

Acción Republicana se convirtió en el Partido Republicano de Chile este martes, cuando el Servicio Electoral de Chile confirmó que cumple con todas las condiciones. Kast ya anunció que pidió una reunión con el presidente Sebastián Piñera para que conozca sus posturas en torno a la crisis que vive el país. En particular, Kast está en contra de la reforma constitucional que Chile se propone llevar adelante a raíz de las protestas que comenzaron hace más de tres meses y reivindica la constitución de Pinochet.

Kast es diputado desde 2002, pero no formaba parte de los políticos chilenos más conocidos hasta 2017, cuando se presentó como candidato presidencial independiente. Para hacerlo tuvo que salir de la Unión Demócrata Independiente –hasta ahora el partido más a la derecha de Chile–, ya que ahí no tenía posibilidades de convertirse en candidato –por su poca visibilidad y, también, por sus ideas–. Como independiente, obtuvo casi 8% en la primera vuelta de las elecciones chilenas, y en el balotaje respaldó a Piñera. Durante la campaña Kast reunió el apoyo de los sectores más conservadores, incluidos los religiosos, algunos de los cuales han dado a conocer su falta de conformidad con el gobierno de Piñera, que favoreció que se debatieran la Ley de Identidad de Género y la que habilita el matrimonio entre personas del mismo sexo.