Recientes declaraciones del ex presidente boliviano Evo Morales generaron ásperas reacciones tanto en su país como en Argentina, donde se encuentra refugiado bajo el estatus de asilado político. Desde Buenos Aires el líder cocalero habló de organizar milicias armadas del pueblo como las que tiene Venezuela, en caso de que se pueda retornar a su país. De esta manera Morales hacía alusión a la Milicia Bolivariana, que fue creada en 2009, durante la presidencia del difunto Hugo Chávez, y se trata de una entidad compuesta por reservistas civiles, ex militares y oficiales, que funciona como un brazo operativo de apoyo al gobierno de Nicolás Maduro. “Si volvería [a Bolivia], o alguien vuelva, hay que organizar, como en Venezuela, milicias armadas del pueblo”, dijo el derrocado mandatario a la radio Kawsachun Coca del Chapare, una emisora afín al ex mandatario, cuya sede está justamente en el feudo de Morales, en la región tropical del departamento de Cochabamba. En las declaraciones radiales que fueron replicadas por el diario cruceño El Deber, Morales también reconoce que “fue un error garrafal” no haber tenido “un plan B” que hubiera dejado a él y al Movimiento al Socialismo (MAS) en mejor posición tras su salida del poder. Posteriormente, en una entrevista con Reuters, el ex mandatario aclaró que no se refería a que las milicias utilizaran armas de fuego, sino que recurrieran, a hondas, palos y otros elementos a los que han recurrido habitualmente grupos de autodefensa en Bolivia, principalmente la comunidad indígena.
Las palabras del ex presidente boliviano motivaron en Argentina la reacción de la Unión Cívica Radical (UCR), cuyo comité nacional, presidido por el diputado por Mendoza Alfredo Cornejo, cuestionó el refugio otorgado al líder del MAS y no descartó pedir al gobierno nacional que retire el estatus por el que se encuentra en Argentina desde diciembre. En un comunicado de prensa que consigna Página 12, el máximo organismo partidario de la UCR se pregunta: “¿Podemos seguir ‘refugiando’ a Evo Morales?”. En el texto la dirigencia radical recordó que el ex presidente de Bolivia se encuentra en Argentina “en calidad de refugiado” y aseguró que por ello no podría hacer declaraciones políticas. Sin embargo, el gobierno nacional que encabeza Alberto Fernández –quien en más de una ocasión respaldó públicamente a Morales– repitió en varias ocasiones que lo que no puede hacer el político boliviano es referirse a las cuestiones internas argentinas, pero no así a las que atañen a su país. De todas maneras, allegados a la UCR no descartaron que el bloque radical impulse un proyecto en la cámara baja o bien haga un planteo formal al gobierno para efectivizar el pedido de quitarle a Morales el estatus de refugiado.
Del otro lado de la frontera, las críticas al ex presidente fueron bastante más fuertes. La presidenta de facto, Jeanine Áñez, aprovechó la pelota que le dejó servida su antecesor con sus desatinadas palabras, y en el marco de un contacto con los medios dijo: “Ese es Evo Morales, un hombre violento, un hombre que no está apegado a la democracia y que no mide consecuencias por retomar el poder [...] Evo no mide consecuencias; [a] él, si pudiera ejercer actos de violencia en nuestro país, no le importa[n] los bolivianos, la pacificación”. Además, Áñez acusó al “ala radical del MAS” de pretender alterar la paz en el país generando violencia. La mandataria dijo también que las declaraciones de Morales inducen al terrorismo, a la sedición y al alzamiento armado, y que la Justicia asumirá acciones.
Pocas horas después, según informaron medios bolivianos, el ministro del gobierno de facto que encabeza Áñez, Álvaro Eduardo Coimbra Cornejo, anunció que el actual gobierno iniciará acciones penales contra él por sus dichos. “Si él está planteando llevar adelante esta creación ilegal, inconstitucional y fuera de cualquier norma de milicia armada, tiene que venir al país y rendir cuentas de por qué quiere ir en contra de la Constitución, ir en contra del Código Penal vigente, ir en contra de la seguridad de los bolivianos”, dijo Coimbra durante una conferencia en La Paz.
Tampoco perdió la ocasión de fustigar a Morales uno de sus más acérrimos críticos, el ministro de Gobierno, Arturo Murillo, quien dijo que al manifestar su idea de crear milicias en Bolivia, el ex presidente confirma que es “un terrorista confeso”. “Lamentablemente el señor Evo Morales, con las últimas declaraciones que ha hecho, no ha hecho ni más ni menos que confirmar [que es un terrorista confeso], por lo que lo hemos denunciado”, afirmó este martes durante un contacto con los medios en la capital boliviana.
Esta polémica se produce en medio del camino hacia las elecciones presidenciales que se celebrarán el 3 de mayo, para las cuales las candidaturas aún no están definidas. El domingo el MAS llevará a cabo en Argentina un congreso presidido por Morales, en el que se designará a la fórmula presidencial que competirá en los comicios, en los que a priori es la fuerza política mayoritaria. También queda por verse qué harán los candidatos de la derecha, ya que la posibilidad de conformar un frente único para enfrentar al MAS parece estar descartada.
Tras la renuncia de Morales a la presidencia, el 10 de noviembre –luego de una enorme presión de la oposición, que denunció un presunto fraude en las elecciones del 20 de octubre, una teoría que contó con el apoyo de los observadores de la Organización de Estados Americanos que se hicieron presentes en la nación andina–, la figura de Morales comenzó a ser prácticamente demonizada por el gobierno que lidera Áñez.
En el marco del proceso de desevización que impulsan las autoridades de facto, el lunes el Ministerio de Deportes retiró un busto de Morales de los exteriores de un estadio deportivo ubicado en la localidad de Quillacollo, escenario que además llevaba el nombre del ex mandatario. La cartera informó en un comunicado que “mediante resolución ministerial, se decretó el cambio de nombre del Polideportivo Olímpico Evo Morales de Quillacollo, que ahora se denomina Polideportivo Olímpico de Quillacollo”. “Tenemos que ser claros, tenemos que mencionarlo, las infraestructuras que se han construido con recursos del Estado no deben llevar el nombre de un dictador, no deben llevar el nombre de un delincuente”, afirmó Navarro durante la remoción del busto del líder cocalero.