Un indicador epidemiológico de covid-19 que usa Uruguay es una escala que desarrolló el Global Health Institute de Harvard mediante el indicador P7, que calcula la incidencia de la enfermedad por 100.000 habitantes en base al promedio de casos de los últimos siete días y los grafica con cuatro colores: es verde si el número da menos de uno; amarillo si está entre uno y diez; anaranjado si se sitúa entre diez y 25, y rojo si es mayor de 25.

El martes Uruguay alcanzó un promedio de 40,86 casos en los últimos siete días, y eso arrojó una incidencia de 1,17; fue la primera vez que sobrepasó el valor 1. A este índice se refirió ayer, en una entrevista con En perspectiva, el director del Institut Pasteur de Montevideo, Carlos Batthyány. Luego, en diálogo con la diaria, Jacqueline Ponzo, profesora agregada del Departamento de Medicina Familiar y Comunitaria, magíster en Epidemiología e integrante del Grupo Interdisciplinario de Análisis de Datos de Covid-19 (Guiad), también manifestó preocupación por haber pasado esa primera franja y por la alta incidencia de casos en Rivera.

De acuerdo a las estadísticas del Guiad, en los últimos siete días el promedio de casos nuevos cada 100.000 habitantes en Rivera es de 10,77, el más alto del país; le siguen Colonia con 2,20 y Montevideo con 1,64, mientras que el resto del país tiene valores inferiores a uno. Según el indicador P7, Rivera está en la fase anaranjada.

Ponzo comentó que esto “se veía venir” y que Santana do Livramento tiene 100% de camas de CTI ocupadas. Agregó que a nivel nacional se ve “la dificultad creciente para la adhesión a las medidas sanitarias” porque “hay un desgaste que se genera por la acumulación de las restricciones”, a lo que se suma que el bajo número de casos que se tuvo llevó a confiarse. Al respecto, comentó que “se ha visto que esa sensación de seguridad es mayor en los núcleos de personas conocidas; eso es algo a prestar atención, porque la transmisión puede ocurrir independientemente del conocimiento que se tenga de las personas”.

Ponzo agregó que es clave mantener el rastreo epidemiológico para controlar la diseminación de casos, además de continuar con las medidas que han demostrado ser efectivas, como mantener la distancia, usar tapabocas y lavarse las manos. “Tenemos que acostumbrarnos a vivir con estas medidas incluso en ámbitos familiares, domésticos, no solamente públicos, en los encuentros sociales de amigos hay que sostener estas medidas, que están instaladas pero sabemos muy bien que están muy flexibilizadas”, afirmó.

No obstante, Ponzo planteó que “hay que recuperar y estimular” la realización de actividades sociales y de ocio con las medidas de seguridad y en lugares ventilados, y dijo que esos encuentros ayudarán a sostener las medidas sanitarias. Recordó que el encierro y la sobrecarga que han tenido muchas personas –sobre todo las mujeres– en el cuidado de sus hijos y de personas enfermas han hecho emerger crisis familiares y problemas de salud mental, y que “son repercusiones de estas circunstancias de vida que se están viendo en el sistema de salud”.