El Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama), el órgano responsable en Brasil de proteger el medio ambiente, ordenó a los 1.400 integrantes de sus brigadas contra incendios que suspendan sus actividades por falta de recursos.

Los equipos estaban desplegados en la Amazonía y el Pantanal, zonas en las que la destrucción por los incendios está alcanzando niveles récords en los últimos dos años. La orden indicaba que hoy volvieran a sus bases de origen, “donde tendrán que permanecer esperando nuevas instrucciones”.

El argumento detrás de esta decisión es que el Ministerio de Medio Ambiente viene quitando recursos al Ibama desde el año pasado. El titular de la cartera, Ricardo Salles, incluso sugirió que debía ser fusionado con otros órganos ambientales. En las últimas semanas la dirección de Ibama venía advirtiendo que debería terminar con algunas actividades si el ministerio no aumentaba su presupuesto para este año.

Esto sucede a dos meses de que el gobierno protagoniza un confuso episodio sobre los recursos destinados al combate de la deforestación en la Amazonia. Salles dijo que todas las acciones en ese sentido serían suspendidas porque en el reparto de recursos se priorizarían otras áreas, lo que generó reacciones de organismos internacionales y líderes europeos. Poco después el vicepresidente, y líder de un grupo del Ejecutivo dedicado a preservar la Amazonia, Hamilton Mourao, desmintió esas declaraciones. La aclaración fue aplaudida, pero no hubo un acto oficial que aumentara los recursos del ministerio o el Ibama.

El camino por recorrer

En Brasil el gobierno envía al Congreso un proyecto de presupuesto anual que debe cumplir con una compleja estructura de reglas fiscales y techos de gasto establecidos por la Constitución y modificado por los distintos gobiernos. Como parte del cumplimiento de esos límites, el gobierno adjudica a cada organismo un presupuesto determinado, que es el asignado, y una segunda tanda de recursos que quedan en stand by. Para acceder a estos últimos, los organismos deben ejecutar todo el presupuesto asignado y pedir al Congreso que libere ese excedente.

El Ibama pidió la entrega de ese segundo presupuesto hace semanas, pero el Congreso se ha negado a siquiera tratar su solicitud.

Mientras el Ibama no vuelva a incorporarse, la lucha contra los incendios en el Pantanal y la Amazonia quedará en manos de los gobiernos regionales afectados, que disponen de sus propios bomberos, y las Fuerzas Armadas.