El recuento oficial de votos está cerca de completarse en Bolivia y ratificar lo que habían informado las empresas que realizaron encuestas a boca de urna el día de las elecciones: la imposición de Luis Arce, candidato presidencial del Movimiento al Socialismo (MAS), es rotunda. Con más de 80% de los votos contabilizados, Arce suma algo más de 53% de las adhesiones, Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana lo sigue con casi 30%, y en tercer lugar se ubicó el dirigente cruceño Luis Fernando Camacho, que recibió cerca de 15% de los apoyos.

Junto con los resultados casi finales, también llegaron los primeros chispazos entre Arce y la presidenta de facto, Jeanine Áñez, luego de que el lunes, el día después de los comicios, el clima fuera de relativa tranquilidad y de saludos protocolares, en medio de llamados a la unidad.

Este martes, entrevistado por la periodista Carmen Aristegui, de la cadena CNN, Arce dijo que el MAS fue el único sector político que presentó propuestas durante la ríspida campaña electoral.

“Se ha podido evidenciar que el único partido político que salía a proponer era el MAS. Teníamos nuestro programa de gobierno, tenemos nuestra estrategia para salir de la crisis, que la hemos planteado al pueblo boliviano en todo el tiempo de la campaña. Y los partidos de derecha, que estaban en oposición y que participaron en el golpe de Estado del año pasado, lo único que hacían era referirse a temas de odio. Que Evo Morales, que si 14 años; y no había propuestas, la gente no escuchaba propuestas sino odio. Lamentablemente, ese odio llegó a formar parte del programa de gobierno de los partidos de la derecha, cuando la población necesita propuestas para salir de la crisis profunda que está viviendo el país, no solo económica, sino sanitaria y también educativa”, afirmó el próximo presidente boliviano, que asumirá el cargo el próximo mes.

Las elecciones del domingo tuvieron un carácter significativo y eran muy esperadas por la población. Prueba de ello es que votó 87% de los habilitados para hacerlo, una cifra elevadísima para cualquier sistema electoral.

Pero también este martes la presidenta de facto realizó una maniobra política con la clara finalidad de desafiar al Poder Legislativo, donde predomina el partido del mandatario electo.

Áñez, de acuerdo a lo que informaron medios bolivianos, posesionó a dos ministros que habían sido destituidos el lunes por haber sido censurados por la Asamblea Legislativa Plurinacional, órgano que está integrado por las dos cámaras, ambas dominadas por el MAS.

Arturo Murillo y Víctor Hugo Cárdenas fueron nombrados ministros de Gobierno y Educación, respectivamente, en un acto realizado en el Palacio de Gobierno de La Paz.

“Señor Murillo y señor Cárdenas, al volver a posicionarlos como ministros de Gobierno y Educación, les pido que me acompañen a cerrar esta gestión de modo correcto y pensando siempre en la democracia en el país”, dijo Áñez en el acto, de acuerdo a lo que informó la emisora radial Erbol.

La semana pasada, la Asamblea Legislativa decidió censurar a Murillo y Cárdenas por no presentarse a sus respectivas interpelaciones. El lunes, la mandataria había cesado a ambos en cumplimiento de la censura, aunque calificó de irregular la decisión del Parlamento.

De esta manera, Murillo y Cárdenas sólo estuvieron un día fuera del cargo. En ese tiempo se generó polémica en particular respecto del primero, uno de los hombres más importantes del Ejecutivo de facto, sobre quien existen investigaciones por los hechos de violencia que se registraron en noviembre de 2019, luego de la renuncia forzada de Evo Morales.

Desde el MAS, la presidenta de la cámara alta, Eva Copa, anunció un juicio de responsabilidades contra las autoridades del Ejecutivo, por considerar que incumplieron con la Constitución Política del Estado, que manda a apartar de sus cargos a los ministros que no reciban el voto de confianza de la Asamblea.

Además, existe una ley que señala expresamente que un ministro censurado y apartado del cargo no puede ejercer nuevamente un cargo público en al menos tres años.