El 4 de agosto la Corte Suprema de Justicia (CSJ) ordenó la detención del ex presidente colombiano y entonces senador Álvaro Uribe. Son varias las causas en su contra, pero su detención y posterior prisión domiciliaria es por uno de los delitos menos graves por los cuales está acusado: manipulación de testigos en un caso judicial en el que se enfrentaba con el senador Iván Cepeda. Uribe, líder del Centro Democrático y mentor del presidente colombiano Iván Duque, decidió renunciar a su banca en el Senado para que su causa pasara a la Justicia ordinaria y no ser juzgado por la CSJ, a la que acusa de ser imparcial.

A mediados de setiembre se produjo ese traslado: el fiscal de la causa es Gabriel Jaimes y la jueza, Clara Ximena Salcedo Duarte. Desde ese momento Cepeda ha criticado públicamente a Jaimes en varias ocasiones, asegurando que no va a dar “ninguna garantía” en el proceso y será “el guardián de la impunidad del ex senador Uribe”. Una de las primeras decisiones de Jaimes fue respaldar a la defensa del ex presidente cuando pidió su liberación. También Duque se pronunció públicamente a favor de que dejara la prisión domiciliaria.

Con el acuerdo de ambas partes, Salcedo ordenó la liberación, que se concretaría este domingo. Cepeda anunció que va a apelar la decisión, así como a pedir el cambio del fiscal de la causa. Por su parte, Uribe agradeció a Dios a través de su cuenta de Twitter.

La liberación de Uribe también fue celebrada por el presidente estadounidense, Donald Trump, quien lo calificó de “héroe” y aliado de su país “en la lucha contra el castro-chavismo”. “¡Siempre estaré con nuestros amigos colombianos!”, remató.