La fallida sucesión presidencial que se está dando en Estados Unidos, donde el mandatario Donald Trump sigue sin reconocer que Joe Biden le ganó las elecciones, está generando una situación inédita en el país. Este lunes, durante una conferencia de prensa en la ciudad en la que vive, Wilmington, en el estado de Delaware, Biden advirtió que muchos más estadounidenses pueden morir si el gobierno actual no permite una transición ordenada y coordinada.

Puntualmente, refiriéndose a un plan de distribución de vacunas contra el coronavirus, que según el presidente electo debe ponerse en marcha cuanto antes, advirtió: “Morirá más gente si no empezamos a coordinar”. “¿Cómo podemos vacunar a más de 300 millones de estadounidenses?”, se preguntó el mandatario electo, que el viernes cumplirá 78 años. “¿Cuál es el plan? Es una tarea enorme, enorme, enorme poder lograrlo”, agregó.

El demócrata expresó que, si su administración tiene que esperar hasta el día de la asunción, que será el 20 de enero, para empezar a planificar la estrategia de vacunación teniendo toda la información necesaria para ello, se perderá más de un mes de acción, por lo que calificó la situación de “muy importante”, “ahora mismo o lo antes que se pueda”.

Mientras esto decía Biden, Trump, de 74 años, se mantenía en su postura inflexible y reclamaba que perdió la elección por un supuesto fraude, que hasta el momento nadie ha podido comprobar. Por ese motivo la Administración de Servicios Generales, órgano del gobierno de Estados Unidos que se encarga de manejar la burocracia federal y por eso, obviamente, es una repartición clave para el funcionamiento del Estado, hasta ahora se negó a dar los pasos legalmente necesarios para comenzar el proceso de transición, que le daría al equipo de Biden información clave sobre cuestiones de presupuesto, informes de inteligencia y acceso a agencias federales.

Esta actitud del mandatario cuenta cada vez con menos aceptación dentro del propio Partido Republicano. Conscientes del papelón que significa la situación a nivel interno y la pobre imagen que se está proyectando hacia el exterior, cada día se suman importantes jerarcas del sector de Trump a reconocer la victoria demócrata.

Este lunes, de acuerdo a lo que informó el diario inglés The Guardian, el asesor de seguridad nacional de la administración Trump, Robert O’Brien, admitió de hecho el triunfo electoral de los demócratas; dijo que Estados Unidos siempre tuvo “transiciones pacíficas y exitosas, incluso en los períodos más conflictivos” de la historia del país. “Si se determina que la fórmula Biden-Harris sea la ganadora, y obviamente es eso lo que parece ahora, tendremos una transición muy profesional desde el Consejo de Seguridad Nacional”, aseguró el funcionario, desmarcándose de Trump.

Por su parte, el senador Roy Blunt, un republicano de Missouri que preside el comité que supervisa los procesos electorales, le restó importancia a la actitud de Trump de no reconocer su derrota e insinuó que la entrega de mando es una cuestión de días. “No estoy demasiado preocupado” por lo que diga Trump, expresó el legislador, quien cuando se le preguntó si cree que el líder de su partido ganó las elecciones, dijo: “Hay un proceso para decidir eso. Nos acercamos al final del período de tiempo en el que puede presentar su caso ante el tribunal. Dejémosle hacer eso”.

En efecto, las impugnaciones presentadas por el equipo legal del presidente en varios estados del país son el último recurso que parece estar utilizando Trump para no ceder, aunque las autoridades electorales de los territorios involucrados en estas presuntas maniobras fraudulentas las vienen negando en forma sistemática, más allá de su filiación partidaria.