El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, nominará en los próximos días a varios de los funcionarios de su administración, que, de acuerdo a lo que está estipulado, comenzará a funcionar el 20 de enero, día marcado para el cambio de mando.

Pese a que el actual mandatario, Donald Trump, sigue sin dar declaraciones públicas y no reconoce los resultados de las urnas, el equipo del demócrata continúa trabajando en una transición que está siendo absolutamente inédita, por la postura del presidente saliente.

Mientras, el recuento de votos aún prosigue en varios estados del país. Este miércoles, de acuerdo a lo que consignaron medios estadounidenses, Biden superó los cinco millones de votos de ventaja sobre Trump. Con 77,4 millones de votos a su favor frente a los 72,3 millones que acumula su oponente, Biden amplió aún más su margen de victoria, algo que lo convierte en el candidato presidencial más votado de la historia.

Pero Trump y buena parte de la base del Partido Republicano se mantienen en su postura de negar el resultado de los comicios, denunciando sin pruebas un fraude electoral, y además llevando adelante una estrategia legal que tiene pocas perspectivas de éxito, como reconocen en privado los principales asesores del presidente.

Pese a que este miércoles el republicano se impuso, tal cual estaba previsto, en el estado de Alaska, apenas suma 217 votos electorales, por lo que sigue muy lejos de los 270 que se precisan para ganar una elección, cifra que Biden sobrepasó con creces.

Uno de los estados donde la elección aún no se definió es Georgia, donde la votación se presenta muy reñida y actualmente Biden tiene una ventaja de apenas 14.000 votos. Por esta razón, las autoridades estatales decidieron que harán un recuento manual de los más de cinco millones de votos emitidos en dicho territorio.

“Eso ayudará a construir confianza” en el resultado, afirmó el secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, durante una conferencia de prensa en la que realizó el anuncio.

Ese recuento a mano, que tendrá que completarse antes del 20 de noviembre, es un paso sin precedentes en la historia de Georgia, un estado tradicionalmente republicano, pero incluso si resultara en una poco probable victoria para Trump, aún le quedaría un largo trecho para llegar a los 270 electores necesarios para declararse vencedor.

Una asesora legal de la campaña de Trump, Jenna Ellis, dijo en una entrevista con la cadena Fox que las demandas legales presentadas puedan resolverse “a lo largo de las próximas dos semanas”, antes de que los estados clave tengan que certificar a un ganador de las elecciones. Pero, de todas maneras, la enorme mayoría del ambiente político estadounidense es consciente de que el ganador de las elecciones fue Biden, y que la aceptación de Trump de esta situación es cuestión de tiempo.

Pero mientras los días pasan, la incómoda posición en que el mandatario está dejando al sistema político en su conjunto viene generando muchas reacciones. Una de ellas fue la de Adam Schiff, uno de los representantes demócratas más importantes de la cámara baja, que hizo un llamado a condenar la renuencia de Trump a aceptar el triunfo de Biden.

“Imaginen si esto ocurriera en otro país: un líder se rehúsa a aceptar su derrota, argumentando fraude sin mostrar evidencias, resistiéndose a una transición pacífica del poder. Nosotros lo condenaríamos”, dijo Schiff, presidente del Comité de Espionaje de la Cámara de Representantes, en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter.

“Aquí la cuestión no es diferente. Trump perdió. Biden ganó. Estados Unidos valora su democracia. Es tiempo de demostrarlo”, puntualizó el representante demócrata.

Mientras tanto, este miércoles tanto Biden como Trump participaron en eventos en el marco del Día de los Veteranos, aunque ninguno de los dos realizó declaraciones. El presidente electo visitó el Monumento por la Guerra de Corea en la ciudad de Filadelfia, en el estado de Pensilvania, mientras que Trump fue al Cementerio Nacional de Arlington, en Virginia.

Biden y su esposa, Jill Biden, colocaron una corona funeraria en el monumento y luego guardaron silencio de pie enfrente de la estatua, de acuerdo a lo que informó The Washington Post.

Trump, por su parte, llegó al cementerio con su esposa, Melania, el vicepresidente, Mike Pence, y otras personas cercanas a su círculo íntimo.

En una breve ceremonia, el presidente, Pence y el secretario de Asuntos para Veteranos, Robert Wilkie, permanecieron en silencio de pie enfrente de la Tumba del Soldado Desconocido, mientras la lluvia caía y una banda tocaba el himno nacional.