Mientras este domingo en Irán tuvo lugar la ceremonia fúnebre de Mohsen Fakhrizadeh, quien era el científico más importante del programa nuclear que desarrolla la nación persa, desde Teherán –se están investigando los detalles del atentado perpetrado el viernes que terminó con la vida del importante funcionario, de 62 años de edad, y uno de sus guardaespaldas– el gobierno afirmó que el crimen no quedará impune.

Fakhrizadeh fue asesinado en la mañana del viernes cuando iba con su auto a 40 kilómetros de Teherán, en un asalto con arma de fuego y bombas de estilo militar, que generó una nueva escalada de tensiones en la región. De acuerdo a lo que informó la agencia de noticias iraní Fars, el asesinato se llevó a cabo con una ametralladora automática operada mediante control remoto y no por personas armadas presentes en el lugar.

Si bien Israel no se atribuyó la responsabilidad ni hizo ningún tipo de comentario oficial sobre el ataque, desde el gobierno iraní se apuntó a su enemigo más acérrimo como el causante de esta operación, que por otra parte no es la primera de este estilo. Desde 2010, cinco científicos vinculados al desarrollo del programa nuclear iraní fueron asesinados y ninguno de dichos crímenes logró ser esclarecido.

El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, prometió, en un discurso televisivo consignado por medios locales e internacionales, un “castigo definitivo para los perpetradores y quienes lo ordenaron”, poniendo a Israel en alerta ante una posible respuesta militar en los próximos días.

Por su parte, el domingo el presidente Hassan Rouhani ordenó a sus ministros comenzar a adoptar las medidas necesarias para prevenir y enfrentar los actos como el que terminó con la vida de Mohsen Fakhrizadeh, quien hasta el viernes era una persona bastante desconocida para la gran mayoría de los ciudadanos iraníes, debido al hermetismo que rodea al desarrollo del programa nuclear, que es seguido con celo desde hace largos años por Israel, Estados Unidos y otras potencias occidentales.

A principios de 2018, fuentes israelíes habían reconocido que el Mossad había intentado asesinar a un científico nuclear iraní, en una operación que fracasó. Según Fars, el Mossad había obtenido acceso al nombre de Fakhrizadeh a través de una lista de la Organización de las Naciones Unidas que se refería a él como un científico destacado del Centro de Investigación Física del Ministerio de Defensa de Irán.

Después del ataque del viernes, el comandante del Cuerpo de Guardias de la Revolución Islámica, el general de división Hossein Salami, subrayó que el asesinato de Fakhrizadeh no iba a socavar la determinación de los iraníes, y dijo que la venganza por la acción, a la que calificó de terrorista, ya es uno de los principales objetivos militares del país.

Mientras tanto, el domingo The New York Times informó que un alto funcionario israelí dijo que el mundo debería agradecer a Israel por matar al padre del programa de armas nucleares de Irán, citando la amenaza global que representarían tales armas. El funcionario, que supuestamente estuvo involucrado en el programa para rastrear a Fakhrizadeh durante años y habló con el diario neoyorquino bajo condición de anonimato, aseguró que Israel seguiría actuando para restringir las ambiciones nucleares de Irán. Bruce Riedel, un ex funcionario de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés) que también habló con el diario estadounidense, calificó la supuesta operación israelí de “sin precedentes”. Paralelamente John Brennan, ex director de la CIA, sostuvo que el asesinato del científico fue un acto “criminal” y “altamente imprudente” que amenaza con avivar el conflicto en la región.

En una serie de tuits, consignados por la cadena BBC, Brennan advirtió que el asesinato del destacado científico iraní “genera el riesgo de represalias letales” y agregó que no tiene ninguna información sobre si un gobierno extranjero “autorizó o llevó a cabo el asesinato de Fakhrizadeh”.