Si Donald Trump llegó a la presidencia de Estados Unidos en 2016 como un candidato ajeno a la política de Washington, Joe Biden se presentó ante los votantes como una opción segura y un político con un largo camino recorrido. El candidato demócrata tiene casi medio siglo de experiencia. Ocupó una banca en el Senado a los 29 años, en 1972, y fue reelecto a lo largo de 36 años, antes de llegar a la vicepresidencia como compañero de fórmula de Barack Obama y mantenerse allí por dos períodos de gobierno, de 2009 a 2017. Y volvió al Senado cuando ese gobierno terminó.
Para completar ese perfil, en estas elecciones representó al ala moderada en las primarias del Partido Demócrata, en las que dejó por el camino a la izquierda que representaba Bernie Sanders, y logró, a los 77 años, la candidatura a la presidencia. Era la tercera vez que lo intentaba. Antes lo hizo en 1988 y en 2008.
Durante la jornada de elecciones presidenciales, Biden hizo un recorrido por su biografía. Volvió a la casa de Scranton, la localidad obrera de Pensilvania en la que vivió sus primeros años junto a sus padres y sus tres hermanos, antes de mudarse a Delaware.
A esos orígenes trabajadores y a la vida en Scranton se refirió en varios discursos de campaña electoral en los que les habló a los votantes de localidades como esta, que fueron parte del Estados Unidos industrial que sufrió un golpe con el traslado de fábricas al exterior y la pérdida de puestos laborales. En 2016 esos votos fueron para Trump y para su consigna de hacer a Estados Unidos “grande de nuevo”.
Después de visitar la casa de su infancia, Biden, que fue el primer vicepresidente católico de su país, se dirigió junto a su esposa y dos nietas a la iglesia de Saint Joseph, a la que suele asistir a misa si se encuentra en Delaware, y más tarde visitó la tumba de uno de sus hijos, Beau, que murió de cáncer a los 46 años. La vida de Biden incluye más de una tragedia: en un accidente, en 1972, también murieron su primera esposa y su hija.
Mientras que el candidato demócrata presentó su experiencia de político veterano como una garantía, Trump intentó que la edad le jugara en contra. Lo presentó como a alguien poco lúcido, lo llamó Sleepy Joe, y dijo que era un títere de una “izquierda radical” que en su opinión domina al Partido Demócrata.
Al aceptar la candidatura, Biden marcó distancia de Trump. “Estamos en una batalla por el alma de esta nación”, dijo, y agregó que otro gobierno del actual presidente “alteraría para siempre y de una manera profunda el carácter” de su país. Varios políticos republicanos decidieron darle su respaldo en estas elecciones a la fórmula que el senador lideró junto a Kamala Harris, de 55 años, la primera mujer afrodescendiente y de orígenes asiáticos en ser proclamada candidata a la vicepresidencia por uno de los dos grandes partidos de Estados Unidos.