Los estudiantes de escuelas y liceos retomaron las clases este lunes en Francia, después de dos semanas de vacaciones de otoño y a pesar de que el país atraviesa una nueva ola de covid-19.

El gobierno de Emmanuel Macron, que en marzo había suspendido las clases por la pandemia, esta vez decidió mantener abiertos los centros de educación primaria y secundaria. “Lo importante es que los niños no pierdan el ritmo escolar”, dijo el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, según citó la agencia de noticias Efe. Con esta decisión, unos 12 millones de estudiantes volvieron a clases presenciales.

En este nuevo empuje del virus, los casos en Francia llegaron a decenas de miles por día. Este lunes fueron 52.000 los nuevos contagios registrados en 24 horas, y las muertes atribuidas a la covid-19 llegaron a 418, según informó el periódico Le Monde. Estos números colocaron al país en el quinto lugar en el mundo en total de casos.

Frente a esta situación el gobierno aprobó nuevas medidas de aislamiento social y cierre de sectores de la actividad para prevenir la expansión del virus. Pero esta vez lo hizo sin suspender las clases. Un comité científico que asesora al gobierno estimó que esta segunda ola de la epidemia no va a ser la última, sino que se esperan “varias olas sucesivas hasta el fin del invierno”, informó el diario Libération.

Para retomar las clases se estableció un protocolo sanitario que exige el uso de mascarillas a partir de los seis años, el lavado de manos frecuente y la ventilación en los centros educativos. Las autoridades educativas también intentaron reorganizar las asignaturas, en particular las que son optativas, para evitar que los estudiantes se trasladen de un salón a otro, y limitaron a 35 el número de alumnos por clase para los grupos de 15 a 18 años.

Los sindicatos de la enseñanza cuestionaron que no se les informara con tiempo sobre esta nueva política, y consideraron que las medidas sanitarias son muy difíciles de cumplir. Señalaron que en algunos locales, por cuestiones técnicas, no es posible abrir las ventanas para mantener los salones ventilados y que en muchos falta personal que se encargue de profundizar la limpieza.

Otros desafíos que plantea la vuelta a clases en Francia están relacionados con las medidas de seguridad frente a posibles ataques yihadistas. El 16 de octubre un islamista mató al profesor Samuel Paty por haber mostrado a los estudiantes caricaturas de Mahoma. Después de este ataque ocurrió otro que dejó tres muertos en una iglesia de Niza. Por todo esto se desplegaron este lunes móviles de la Policía en torno a 60.000 centros educativos.

“Cuantos más esfuerzos hagamos, antes recuperaremos una vida normal”, publicó Macron en sus redes sociales, y dijo que “estos últimos 15 días han sido un duro golpe para todos”.

Este lunes hubo un homenaje a Paty en la escuela donde trabajaba el docente, en las afueras de París. Participaron Blanquer y el primer ministro, Jean Castex. Además, en todas las escuelas del país se hizo un minuto de silencio por la muerte del docente.