La extensa campaña electoral estadounidense llegó a su fin y este martes será el último día en que los ciudadanos podrán optar entre votar al actual presidente, el republicano Donald Trump, o al demócrata Joe Biden. Ya son más de 97 millones y medio las personas que emitieron su voto, tanto en forma presencial como por correo –esta última modalidad fuertemente incentivada por la pandemia de coronavirus–. El recuento de estos votos comenzará este martes, por lo que por la noche no se conocerá el ganador de las elecciones, sino que, de acuerdo a lo que estiman las autoridades electorales de los estados, seguramente el vencedor se conocerá el miércoles.

En medio de la incertidumbre, este lunes los dos candidatos hicieron sus últimos actos de campaña, en medio de un clima tenso y agresivo como en pocas ocasiones en las elecciones estadounidenses. El presidente Trump, que va atrás en las encuestas, realizó cinco actos de campaña en cuatro estados clave para las elecciones –Carolina del Norte, Pensilvania, Michigan y Wisconsin–, en los que los sondeos indican que Biden está ganando pero los republicanos están dando la pelea. Entre los cuatro territorios suman nada menos que 61 votos para el Colegio Electoral, órgano encargado de designar al presidente.

Mientras los eventos se sucedían, el mandatario empleó paralelamente su herramienta de comunicación preferida, Twitter, para atacar de manera artera a su rival electoral, acusándolo de corrupto, de incapaz y de estar al servicio de intereses ajenos al país. “Biden nunca podrá negociar con China. ¡Serían dueños de Estados Unidos si alguna vez fuera presidente!”, fue uno de los incendiarios mensajes que envió el mandatario en el correr del día. Además, en lo que ha sido uno de los ejes de su campaña, puso en duda el recuento de los votos por correo y deslizó sombras en torno a la legitimidad del proceso electoral.

Paralelamente, y en medio de un clima enrarecido que en algunos casos desembocó en hechos de violencia, Trump se tomó un tiempo para defender a militantes republicanos que el viernes prendieron fuego un ómnibus de la campaña demócrata en Texas. En respuesta a un tuit que informaba que el FBI está investigando el incidente, el presidente dijo: “Esto es una noticia falsa. No hicieron nada malo. ¡Pero los anarquistas, alborotadores y saqueadores de ANTIFA, que han causado tanto daño y destrucción en las ciudades controladas por los demócratas, están siendo investigados seriamente!”.

Sabiendo que serán el partido más votado, pero que esto no necesariamente les asegurará el triunfo, este lunes los demócratas también quemaron todos los cartuchos con numerosos actos. Biden estuvo en dos estados en su último día de campaña.

Primero fue a Cleveland, una de las ciudades más importantes de Ohio, uno de los territorios clave para la definición de las elecciones. Allí el candidato demócrata expresó: “Mañana tenemos la oportunidad de poner fin a una presidencia que dividió a esta nación. Mañana podemos poner fin a una presidencia que no pudo proteger a esta nación. Y mañana podemos poner fin a una presidencia que ha avivado las llamas del odio en todo este país”. “Mi mensaje es simple. El poder de cambiar el país está en tus manos”, sentenció. Posteriormente, el postulante demócrata voló al estado de Pensilvania, donde realizó eventos en varias localidades, en algunos de los cuales estuvo acompañado por su compañera de fórmula, Kamala Harris.

Otro que también tuvo actividad en las horas finales de la campaña fue el ex presidente Barack Obama. En una señal de que el comando demócrata aún considera posible ganar en el sureño estado de Georgia, el ex mandatario realizó un acto en Atlanta, la ciudad más importante de ese distrito. Georgia ha sido tradicionalmente un estado republicano, y prueba de ello es que ganaron en todas las elecciones desde 1996. Pero el rápido crecimiento de la población y los cambios demográficos modificaron el cuadro de situación y ahora las encuestas vaticinan un final muy cerrado en este estado, que otorga nada menos que 16 votos electorales. Tras su evento en Atlanta, Obama voló al sur de Florida para cerrar la campaña en otro territorio clave, que otorga 29 electores.

De acuerdo a un análisis publicado por el periódico The New York Times, para que Trump se impusiera en las elecciones de este martes debería haber un error muy grande en las encuestas de intención de voto. Biden ganaría incluso si los sondeos tuvieran un error similar al de 2016, cuando todas las encuestas vaticinaban un triunfo de la demócrata Hillary Clinton. La realidad indica que pese al triunfalismo que Trump viene mostrando en cada una de sus presentaciones públicas, las encuestas muestran a Biden con una ventaja mucho más grande que la que tenía la postulante demócrata en las elecciones de hace cuatro años.

En aquel momento la victoria de Trump fue una sorpresa, pero los encuestadores argumentaron, en defensa de su labor, que la votación en general no fue tan baja como parecía. Además, Clinton ganó la votación a nivel nacional, como las encuestas sugerían que lo haría, e incluso los sondeos realizados en algunos estados no fueron tan desacertados, con la excepción de unos pocos en los que predomina la población blanca de clase trabajadora –sector de la población que en esas elecciones apoyó decididamente al candidato republicano– en los que relativamente se hicieron pocas encuestas de buena calidad en la recta final de la campaña.

Mucho para elegir

En el proceso electoral que se cerrará este martes, además de estar en juego la presidencia del país, los ciudadanos estadounidenses elegirán a todos los integrantes de la Cámara de Representantes, que son 435, y a 35 senadores, un poco más de un tercio del total. En el caso de los legisladores, al contrario de lo que pasa con el presidente, los cargos son designados en forma directa por el voto popular.

Los mandatos al Senado duran seis años y en esta elección están en juego 23 bancas que actualmente ocupan legisladores republicanos –que tienen mayoría en esta cámara– y 12 de demócratas. Actualmente, de los 100 senadores –cada estado tiene dos– 53 son republicanos, 45 demócratas y dos independientes. Hay varios estados donde la disputa es intensa y el resultado incierto, por lo que eventualmente los republicanos podrían perder la mayoría en el Senado.

En la Cámara de Representantes los mandatos duran dos años y cada legislador se presenta por su distrito. Según las encuestas, los demócratas mantendrán buena parte de sus bancas, por lo que seguirán siendo mayoría. Si gana Biden, y el partido que es ahora oposición se queda con la mayoría en el Senado, se abrirá un escenario que no se da desde hace más de 11 años, lo que abriría un nuevo tiempo en la política estadounidense. Pero también podría ocurrir que el presidente electo sea Trump y las dos cámaras sean dominadas por los demócratas, lo que daría lugar a un panorama de mayor polarización.

Además, en las elecciones de este martes se votarán cerca de 120 referéndums en más de 30 estados sobre variadas temáticas. En Nueva Jersey, Arizona, Dakota del Sur y Montana se pondrá a consideración de la ciudadanía la legalización de la marihuana con fines recreativos, informó la agencia de noticias Associated Press. En Mississippi, mientras tanto, un estado tradicionalmente conservador, los habitantes decidirán sobre si permitir la marihuana para fines médicos, algo que ya está permitido en 33 estados del país.

Por otra parte, según informó France24, en el estado de California las empresas Uber y Lyft, que prestan un servicio similar, promovieron una consulta denominada Propuesta 22 para evitar pagarles un salario mínimo y beneficios laborales a los conductores que trabajan con estas aplicaciones. Las empresas quieren dejar sin efecto una ley estatal que fue aprobada el año pasado, que equiparaba a los conductores como empleados comunes y corrientes, poniendo en cuestión el modelo de negocio de estas empresas. Uber y Lyft, que tienen su sede central en San Francisco, ya anunciaron que, si su idea es rechazada por la ciudadanía, abandonarán California y se instalarían en otro estado.