El arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla, manifestó su enojo por la decisión del gobierno de suspender la presencialidad de las ceremonias religiosas hasta el 10 de enero. Según dijo en entrevista con Montevideo Portal, siente “mucho dolor” y “un poco de bronca” porque en un período de seis meses se realizaron 36.000 misas, sin contar bautismos ni casamientos, bajo “estricto protocolo” y “no hubo ningún tipo de contagio comprobado”.
Según dijo, algunas comunidades aceptaron el pedido del gobierno de “buena gana”, pero la Iglesia Católica manifestó su “discrepancia” y aceptó “a regañadientes”. “Nosotros pedimos, al menos celebrar la Navidad, y se nos dijo que no”, afirmó.
Para Sturla, se trata de una “medida inútil”. Además, señaló que es “un momento espiritual donde la gente necesita de la fe, necesita acercarse a la iglesia”. “Aparte, para la Iglesia Católica la misa es el centro de su vida. De ahí se deriva todo lo demás. Entonces, que se quite esa posibilidad y además en la Navidad me parece de lo más desafortunado”, dijo al portal.
Para Sturla, el gobierno tenía que “tomar medidas” a raíz del aumento de casos de covid-19. De todas formas, cree que hubo “algunos errores cometidos, sobre todo el tema de algunas marchas” que, en su opinión, “nos complicaron”, aunque también señaló que en un momento “nos descuidamos todos”.
Entre otros temas, Sturla también opinó que si el gobierno “pudiera”, debería destinar una renta básica a los trabajadores, tal como propone el Frente Amplio y el PIT-CNT. “Ahí es un dilema entre lo posible y lo real. No la tengo clara. Uno puede reclamar sobre todo si uno no es el que pone la plata, pero si uno tiene que gobernar, bueno, si se dice que la política es el arte de lo posible, me imagino que gobernar -por mi experiencia dentro de las instituciones donde he tenido que tomar decisiones-, bueno, no siempre se hace lo que uno quiere, la mayoría de las veces se hace lo que se puede”, dijo.