El Partido Socialista Unido de Venezuela y sus aliados que conforman el Gran Polo Patriótico, la fuerza que constituye el apoyo político al presidente Nicolás Maduro, obtuvieron una rotunda y previsible victoria en las elecciones parlamentarias realizadas el domingo.
De acuerdo a lo que informó el Consejo Nacional Electoral (CNE), el bloque oficialista logró más de 67% de los votos, por lo que a partir de los primeros días del año que viene retomará el control de la Asamblea Legislativa, órgano en el que la oposición tenía mayoría, aunque de hecho ningún poder, porque el gobierno había trasladado esta función a la Asamblea Constituyente en 2017. En los comicios del domingo votaron cerca de 30% de los habilitados, lo que marca un alto porcentaje de abstenciones, algo que se esperaba, teniendo en cuenta el boicot a las elecciones al que llamaron la mayor parte de las fuerzas de oposición, que aun antes de su realización calificaron todo el proceso electoral de fraudulento, y que el sufragio en el país no es obligatorio.
“Tenemos una nueva Asamblea Nacional, producto del voto popular. El pueblo ha elegido a sus nuevos diputados, a sus nuevas diputadas y hemos tenido una tremenda, gigantesca victoria electoral”, expresó Maduro tras conocer los resultados dados a conocer por el CNE, órgano al que la oposición acusa de estar manejado por el Ejecutivo.
Los datos oficiales indican que, de los 5.264.104 votos, 3.558.320 fueron para el Gran Polo Patriótico (67,6%), mientras que una alianza encabezada por los partidos tradicionales Acción Democrática (AD) y el Comité de Organización Política Electoral Independiente quedó en segundo lugar con 944.665 sufragios, 17,95 % del total.
La victoria electoral en estas elecciones aumentó el control casi absoluto que el gobierno tiene dentro del país. Según recordó el portal France24, actualmente el oficialismo tiene 19 de las 23 gobernaciones del país, manda en 305 de las 335 alcaldías, tiene 227 de los 251 diputados de las asambleas legislativas regionales, y casi nueve de cada diez concejales en los parlamentos municipales son afines al gobierno de Maduro. A estos poderes, otorgados en el marco de las elecciones, hay que agregar el poder que el Ejecutivo de Maduro indudablemente tiene sobre el CNE y el Tribunal Supremo de Justicia, ambas situaciones ampliamente denunciadas por los opositores al gobierno.
Pero lo que el gobierno venezolano no ha podido obtener en estos últimos comicios es reconocimiento internacional, algo fundamental para legitimar las elecciones. La Unión Europea (UE), luego de que una comitiva del bloque realizara una gira por el país en setiembre, en la que se entrevistó con numerosos actores políticos y sociales del país, comunicó que no reconocería el resultado de las elecciones del domingo, algo que reafirmó este lunes desde Bruselas el español Josep Borrell, alto representante para la Política Exterior de la UE.
Los del domingo no fueron unos comicios “libres, justos ni democráticos” y el escrutinio “no representa la voluntad del pueblo venezolano”, expresó Borrell, de acuerdo a lo que informó el diario El País de Madrid.
Durante el encuentro de los 27 cancilleres de los países que conforman el bloque, realizado de forma presencial en la capital belga, los representantes decidieron por unanimidad no reconocer el resultado electoral venezolano. Además, desde la UE se redactó un comunicado en el que se remarcó que Venezuela necesita “una solución política” a la crisis en la que se encuentra sumida y se pidió al gobierno de Maduro que permita el envío de ayuda humanitaria al país.
La “falta de respeto por el pluralismo político y la descalificación y enjuiciamiento de los líderes de la oposición no permiten a la UE reconocer este proceso electoral como creíble, inclusivo o transparente”, afirma el comunicado. La UE, recalcó Borrell en una conferencia de prensa, “llama a los líderes [de Venezuela] a priorizar el interés del pueblo venezolano y a que comience pronto un proceso de transición”. Borrell expresó además que el bloque “está preparado para apoyar ese proceso”.
La ministra española de Exteriores, María Aránzazu González Laya, destacó tras el encuentro con sus homólogos la posición homogénea del bloque y lamentó la oportunidad perdida por parte del gobierno de Maduro en estos comicios.
“Las elecciones podrían haber sido una buena oportunidad para que todos los venezolanos pudieran expresar su visión para el futuro del país”, expresó la jerarca. Pero “no se han respetado estándares internacionales mínimos para un proceso creíble” por lo que “la UE no puede reconocer el resultado” y “tampoco España”.
Al respecto de este tema se expresó el ex presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, quien pidió que “la UE haga una reflexión”. El ex mandatario español, que integró en el pasado mesas de diálogo entre representantes del gobierno y la oposición que no obtuvieron resultados y que el domingo estuvo en Caracas en calidad de observador, se lamentó por la postura del bloque. “¿No reconocer es desentenderse? Hay que comprometerse”, agregó Zapatero, de acuerdo a lo que informó la agencia AFP.
Obviamente Estados Unidos rechazó los resultados electorales de Venezuela asegurando que son ilegítimos, y Rusia, en cambio, envió una misión de observadores que no notificó acerca de irregularidades durante los comicios.
También estuvieron en Caracas apoyando a Maduro, invitados por su gobierno, varios de sus más firmes aliados políticos, como los ex presidentes de Bolivia Evo Morales, de Ecuador Rafael Correa y de Paraguay Fernando Lugo, además de la ex senadora colombiana Piedad Córdoba.