Como se veía venir en las últimas semanas, y gracias al notable impulso que le dio a su campaña la carretilla de dólares que puso para lograr ascender en la carrera presidencial del Partido Demócrata, el magnate neoyorquino Michael Bloomberg pudo alcanzar y superar el porcentaje mínimo en las encuestas que este sector político exige para ser admitido en el debate, y de esta manera, esta noche, en la ciudad de Las Vegas, por primera vez se verá las caras con los otros aspirantes a competir contra Donald Trump en las elecciones del 3 de noviembre.

En la antesala de la votación interna –este sábado, en el estado de Nevada– Bernie Sanders, Pete Buttigieg, Joe Biden, Amy Klobuchar, Elizabeth Warren y el mencionado Bloomberg tendrán la oportunidad de presentarse, una vez, ante el público en un debate que tendrá alcance nacional. Se estima que el debate, en esta ocasión, girará en torno justamente a Bloomberg, quien en los últimos días fue blanco de los dardos de los otros precandidatos demócratas y del propio presidente Trump.

A Bloomberg, empresario multimillonario que fue alcalde de la ciudad de Nueva York entre los años 2002 y 2013, sus competidores, particularmente el ex presidente Joe Biden y la senadora Elizabeth Warren –ambos relegados en las preferencias, tras los caucus de Iowa y New Hampshire–, lo acusan de querer comprar la elección con sus millones, con el argumento más que atendible de que el postulante, uno de los hombres más ricos e influyentes del mundo, es un magnate de los medios de comunicación.

El ex vicepresidente Biden dijo recientemente, en el popular programa The View de la cadena ABC: “No creo que uno pueda comprar una elección”, al tiempo que Warren recordó declaraciones de Bloomberg en 2008, en las que señalaba que poner fin a una práctica discriminatoria en las viviendas contribuyó a generar la profunda crisis económica que vivió la economía estadounidense durante ese año, palabras que a juicio de la senadora hablan del racismo del postulante.

Cabe recordar que ya se realizaron las primarias en New Hampshire y los caucus en Iowa. Bernie Sanders se impuso en New Hampshire, mientras que Pete Buttigieg hizo lo propio en Iowa, por lo que ambos van adelante en la carrera electoral que se resolverá definitivamente en la convención demócrata que se realizará a mediados de julio en la ciudad de Milwaukee, instancia en la que se proclamará al candidato del partido que enfrentará a Trump.

Sanders, quien se define como socialista, viene fuerte, y por eso es también blanco de ataques de sus contrincantes. En este sentido Biden, quien fuera vicepresidente durante la presidencia de Barack Obama, dijo que Sanders no ha logrado explicar a los ciudadanos de dónde saldrán los fondos para su plan de Medicare para todos, iniciativa que pretende remplazar los seguros de salud privados por un seguro financiado por el Estado.

Si bien Sanders y Buttigieg picaron al frente luego de sus triunfos en New Hampshire y Iowa, respectivamente, estos dos estados otorgan pocos electores, por lo cual nada está definido. Lo que sí está claro es que las cabezas del Partido Demócrata no ven con buenos ojos la idea de que Sanders sea su candidato, ya que su discurso, que puede ser catalogado como de izquierda dentro del eminentemente conservador panorama político estadounidense, puede ahuyentar a una parte del electorado, en detrimento de la candidatura de Trump. Por su parte, Buttigieg es un candidato poco conocido a nivel nacional, lo que abriría una brecha para Biden y Warren, dos políticos de larga trayectoria, además de para Bloomberg, quien también se tiene fe para llegar a las elecciones de noviembre. Otra de las postulantes demócratas que tomó impulso en las primarias de New Hampshire fue la senadora por el estado de Minnesota, Amy Klobuchar, que esta semana fue protagonista de un papelón televisivo durante una entrevista con la cadena estadounidense de habla hispana Telemundo, en la que, luego de varias vueltas y respuestas evasivas, reconoció que no sabía el nombre del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, algo que sin dudas puede repercutir negativamente en su llegada con los votantes latinos, particularmente con los de origen mexicano.

Mientras miden fuerzas apuntando a Nevada, los equipos de campaña de los candidatos demócratas ya están pensando en la siguiente elección, que se realizará el sábado 29 en el estado de Carolina del Sur; será la primera elección estatal en que se vote en un territorio con una importante población afroamericana, sector de la ciudadanía en que Biden sería favorito.