Sergio Puglia revisaba su celular, le daba con el dedo para arriba y para abajo. El famoso cocinero y comunicador estaba sentado a dos lugares de distancia de Rivera Elgue, de Cabildo Abierto (CA), futuro subsecretario del Ministerio de Defensa Nacional, en la barra del primer piso de la Cámara de Diputados. Sonó un timbre, dos veces, igual que esos de la escuela que anuncian que empezó –o se acabó– el recreo.
Era sábado de tarde. Se estaba por votar al presidente de la cámara baja. Todos sabían que el elegido sería Martín Lema, del Partido Nacional (PN); era una formalidad, pero a algunos diputados –nuevos y veteranos– se les dio por fundamentar su voto y así el tiempo se dilataba. Había mucha gente por todos lados: en las barras, en las salas de prensa y en el Salón de los Pasos Perdidos, donde el público miraba la asunción del nuevo Parlamento desde una pantalla gigante. Un ambiente muy diferente del de esos días comunes en el Palacio Legislativo en los que se vota el nombre de una escuela y los famosos no pasan ni por la puerta.
Por los pasillos los funcionarios saludaban a los nuevos parlamentarios. Una funcionaria comentaba sobre una de sus compañeras: “Está contenta porque saludó a Sartori”. “Ah, es divino, ¿viste?”, le dijo otra. Pocos días antes de asumir su banca en el Senado, el nacionalista Juan Sartori compartió en Twitter una foto desde su despacho en la que se veía un televisor prendido, con un partido de fútbol. “Nos esperan muchas horas de trabajo en el Senado. Por eso no puede faltar una TV para ver los goles de Sunderland”, había escrito, en referencia al equipo inglés del que es dueño.
Nos esperan muchas horas de trabajo en el senado. Por eso, no puede faltar una TV para ver los goles de @SunderlandAFC. Ayer ganamos 3 a 0. ¡Felicitaciones #SAFC! pic.twitter.com/d0C9b6KYYr
— Juan Sartori (@JuanSartoriUY) February 12, 2020
Le llovieron palos por eso, pero Sartori no se moja. El sábado dijo que nunca lee las críticas porque ya está “muy acostumbrado”, entonces avanza con lo que piensa y le da “para adelante con todo”. “Se me quejan y después me piden para ver algún partido en mi despacho”, dijo.
¿Ya nadie va a escuchar tu remera?
Una funcionaria del Parlamento le preguntó a un muchacho si era de la prensa. Pero no, se trataba de un nuevo diputado. No lo conoció porque no es de esos que salieron mucho por la tele. Se llama Daniel Gerhard, es del Frente Amplio (FA) y vestía una remera de Todos Somos Familiares (de detenidos desaparecidos). En uno de los pasillos de la cámara baja dijo que si bien el sábado fue un día al que se llamó “la fiesta de la democracia”, para él es “políticamente triste, porque es un proceso que se termina, de conquistas de las luchas populares”.
Agregó que, “como ya se vio” en el borrador del proyecto de ley de urgente consideración (LUC), la “embestida neoliberal” que se advertía en el continente “no era un cuco” que agitaban, sino que “realmente se está instalando en Uruguay”. “Si bien capaz que la democracia está de fiesta, creemos que las luchas populares no lo están. Había que elegir un mensaje concreto, y a través de esta remera quisimos expresar nuestra mano tendida a que no vamos a abandonar la lucha por los derechos humanos y contra la impunidad”, señaló.
Para Gerardo Núñez, también del FA, que ya va por su segundo período como diputado, la sensación es que será un lustro “muy duro”, porque “todo indica que se viene un ajuste muy grande por parte del gobierno de la coalición de derecha contra el pueblo uruguayo”. “Nuestra tarea parlamentaria será defender cada una de las conquistas que se han alcanzado en los últimos años, cada milímetro avanzado por la lucha de nuestro pueblo. Entonces, nuestro trabajo no puede estar focalizado solamente en la labor legislativa, estrictamente entendida, sino que tiene que haber un vínculo permanente con la lucha social”, agregó.
Rivera Elgue, coronel retirado, dijo el sábado en una entrevista con la diaria que si las Fuerzas Armadas “hubiesen actuado mal” en la dictadura, “tendría que haber muchos más desaparecidos”. Núñez subrayó que sus dichos le generan “indignación” y que “se diga que no fue tan mala la dictadura porque no hubo tantos desaparecidos en Uruguay es una falta de respeto”. “Hay contabilizados casi 200 detenidos desaparecidos, y apenas se ha podido encontrar a un puñado. Es indignante que este tema se plantee de esa manera”, finalizó.
No me vengas con Maduro
Luis Lacalle Pou acababa de salir de uno de los tantos baños del Palacio Legislativo. “¿No agarró nadie acá? ¿Quién agarró acá?”, preguntó al ver la sala que lleva el nombre de su bisabuelo: doctor Luis Alberto de Herrera. Le contestaron que el senador blanco Gustavo Penadés será el que la ocupe. El presidente electo fue para presenciar la asunción de Lema, al igual que su padre, el ex presidente Luis Alberto Lacalle, a quien mientras esperaba el ascensor para ir a uno de los palcos junto con su esposa, Julia Pou, se acercó a saludarlo Carlos Moreira, el ex intendente de Colonia, que rechazó amablemente cada uno de los ofrecimientos que le hicieron para hablar con la prensa.
Fuera del Palacio, el que sí habló fue el presidente electo, consultado por las críticas que recibió por no invitar a los mandatarios de Cuba y Venezuela a su asunción, el 1º de marzo. Dijo que Uruguay “mantiene relaciones diplomáticas y comerciales con muchas naciones y con muchos estados”, pero eso “no significa que se invite o no se invite a determinados mandatarios”. “En la campaña electoral sugerimos hacer un tratado de libre comercio con Cuba. Una cosa no quita la otra: que uno tenga relaciones comerciales por el interés nacional es distinto a valorar que se violan los derechos humanos, entre otros países, en Venezuela. Y, discúlpenme, pero yo no estoy dispuesto a que en nuestra asunción esté el dictador [Nicolás] Maduro. Es una decisión personal de la cual me hago cargo. Esto no es cancillería, esto no es protocolo, esta es mi persona que tomó esta decisión”, subrayó Lacalle Pou. Por último, ante la consulta de si eso podría afectar el comercio con Venezuela, contestó: “No creo. Igual, convengamos que con Venezuela el comercio está bastante complicado, entre otras cosas, por falta de pago de algunos productos que le hemos vendido”.
Graciela, Mario y Julio
“Me preguntan si estoy nerviosa, pero para nada: es un trabajo”, contó la flamante senadora por el PN Graciela Bianchi. Dijo que el principal desafío de la “coalición multicolor” es “mantener la unión y el equilibrio de los distintos dirigentes”, ya que “ningún ciudadano perdonaría que se hiciera algo en contra de la unidad”. Agregó que tratarán de ponerse de acuerdo en distintos temas, pero “sin duda que tiene prioridad la seguridad, que es lo que la población más está pidiendo”.
Bianchi subrayó que su impronta como senadora no será diferente de la que ha tenido como diputada, y que es “mucho más negociadora de lo que la gente piensa”, pero cuando está en sala es “pasional”, porque así vive la política. “La gente piensa que me enojo, pero en realidad me gusta decir lo que pienso, cosa que en Uruguay es medio difícil, sobre todo si sos mujer, por misoginia. En Uruguay cuesta aceptar mujeres con carácter y yo soy una mujer de carácter, independiente en mis pensamientos. En toda mi vida he sido muy independiente, hasta en mis relaciones personales”, señaló. Sobre el anteproyecto de la LUC, dice que lo leyó tres veces y que, gracias “al criterio abierto” de Lacalle Pou, probablemente tenga cambios, ya que no lo hizo público “para una puesta en escena”.
“Entré a la cámara hace 57 años, de modo que imagínese la historia que hay detrás”, dijo el ex presidente colorado Julio María Sanguinetti, luego de asumir como senador. Destacó que es un “cambio histórico” y un “episodio importante de la gloriosa rutina democrática, que por suerte sigue ocurriendo” y que hay que cuidar “celosamente”. Sobre la LUC comentó que está dentro de los cánones constitucionales que hacen a “las alternativas de la vida parlamentaria”. “La ley de urgencia se estableció en la Constitución de 1967. Yo trabajé en esa redacción, así que puedo contar la historia fidedigna de todos esos procedimientos”, finalizó.
En 1963, cuando Sanguinetti asumió su banca en Diputados, Mario Bergara todavía no había nacido. Ahora el ex precandidato del FA será colega del ex presidente en el Senado. Bergara dijo que “todos son conscientes” de que el borrador de la LUC presentado por el gobierno entrante “es excesivo”, ya que hay un “abuso” de la utilización del mecanismo de urgente consideración porque “hay un abanico enorme de temas, en 457 artículos que difícilmente pueda fundamentarse que tengan que ser de urgente consideración”. “Acá hay que entender que esto debilita la discusión parlamentaria, porque no da tiempos mínimos imprescindibles para profundizar cada uno de los temas que son tan relevantes para el país. Entonces, debilita también la calidad del debate democrático. Vamos a trabajar para que podamos quitar de esta ley la mayor cantidad de aspectos posibles, a fin de que eventualmente sean tratados por separado, en los tiempos de una legislación normal”, señaló Bergara.
Yo quiero a mi bandera
“Si el Pampero la acaricia, la acaricia / o la anima el batallar, el batallar. / Son canciones de victoria / las que entona al tremolar”, canta el público fuera del Palacio Legislativo, mientras la Guardia de Honor del Batallón Florida desfila con un centenar de efectivos y suena la marcha “Mi bandera”. “Es muy bella mi bandera, mi bandera; / nada iguala su lucir, su lucir”...
Terminado el acto oficial, los legisladores de CA se acercaron a donde estaban las vallas y saludaron a su gente. “Guido, te amo. Con permiso de Irene [Moreira], te amo”, le dijo una señora a Guido Manini Ríos. Unos militantes del novel partido portaban una bandera bicolor, amarilla con letras marrones, como las que identifican el logo de CA. La bandera pasó para el otro lado y los legisladores cabildantes se tomaron una foto junta a ella, sonrientes. “Se acabó el recreo”, decía.
Contra UPM2
César Vega, del Partido Ecologista Radical Intransigente, uno de los nuevos parlamentarios, en plena sesión mostró una pancarta contra la instalación de la segunda planta de UPM. “Inmediatamente después de sacar la pancarta, vino a saludarme Eduardo Lust, que es de CA, justo una barra que está en las antípodas de lo que ha sido mi vida”, contó después.
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