El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, considera que el Mercosur puede llegar a ser un nuevo “sudeste asiático” y que la llegada de Luis Lacalle Pou al gobierno en Uruguay es una facilidad para fortalecer el bloque.

Bolsonaro respondió algunas preguntas que le envió el semanario Búsqueda por correo electrónico, y allí explicó que luego de la asunción de Lacalle Pou, “Brasil y Uruguay reúnen todas las condiciones para, a partir de ahora, profundizar su relación”. Según dijo, y citando al propio presidente uruguayo, uno de los objetivos de ambos es fortalecer el Mercosur para que pueda llegar a ser “un nuevo sudeste asiático”. Expresó que la llegada del mandatario uruguayo contribuye a eso, en la medida en que está “mucho más alineado con nuestras propuestas y pensamientos liberales y económicos, en contraposición a sus antecesores”.

El presidente brasileño también se refirió al ascenso de los militares en la política regional, y dijo que “forman parte de la sociedad de cualquier nación”: “Debido al papel que representan, de defensa de la patria, no pueden tener su participación en la vida nacional menospreciada, como ocurrió con los gobiernos de Fernando Henrique Cardoso, Lula [da Silva] y Dilma [Rousseff]”. Luego aseguró que en su actual gobierno eso “finalizó”. Según explicó, él no hace distinción alguna entre civiles y militares para ser parte de su gobierno: “No tengo nada contra los civiles, ni contra la participación de ellos en mi gobierno. Las posibilidades son iguales, desde el momento en que atiendan los criterios que priorizo en la elección de mis asesores, entre los cuales destaco: la integridad de carácter, la honestidad, el espíritu cristiano, la eficiencia, la disciplina y la lealtad”.

En la entrevista Bolsonaro también cuestionó la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas, ya que entre sus objetivos, consideró, se “incluyen la ideología de género y el aborto, que son contrarios a la esencia del ser humano y a la propia vida”. Según dijo, si bien allí se habla de “acabar con la pobreza y el hambre, universalizar el acceso al agua y al saneamiento, y reducir la desigualdad, que son [postulados] aceptables y humanitarios”, también se ocultan “tópicos nocivos” bajo “el disfraz de ‘derechos sexuales y reproductivos’, y eso debe ser denunciado”.

“Sostengo que en Brasil el Estado es laico, pero el presidente es cristiano. Como cristiano, creo en el respeto y en los valores y enseñanzas que la Biblia transmite”, finalizó.