A pesar de que en la noche del lunes abundaron las imágenes triunfales del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, la victoria que el político derechista se adjudicó en las elecciones generales parece que no fue tal, de acuerdo a los números oficiales. Con 99% de los votos escrutados, el bloque de derecha que encabeza el Likud de Netanyahu, al que se suman los dos partidos religiosos, el Shas y Judaísmo Unido de la Torá, y la coalición nacionalista y de derecha Yamina, alcanzaría en total 58 escaños, tres menos de los necesarios para tener mayoría en el Parlamento unicameral israelí, integrado por 120 legisladores. Los datos difundidos en la noche del lunes en base a sondeos a boca de urna daban 60 escaños al bloque liderado por Netanyahu, pero esta situación fue cambiando con el correr de las horas y los días. Ahora una nueva elección en setiembre, algo que parecía que no sucedería, no está lejos de ser una posibilidad real.

El bloque de centroizquierda que lidera Benny Gantz y su partido Kahol Lavan, junto con la coalición formada por el Laborismo, los izquierdistas de Meretz y los centristas de Gesher, llegan a 40 escaños. Lista Árabe Unida, el tercer partido más votado, alcanzó la cifra histórica de 15 lugares en el Parlamento, mientras que con siete lugares quedó Israel Beitenu, el partido liderado por el ultraderechista laico Avigdor Lieberman, que no está dispuesto a dar sus votos para que Netanyahu pueda formar gobierno.

En las últimas horas el Likud ha intentado lograr apoyos individuales por fuera de la coalición, pero por ahora no ha tenido éxito. Por su parte, el presidente israelí, Reuven Rivlin, sigue apostando a un gobierno de unidad entre los dos bloques, pero esto no parece posible, debido a la reticencia de ambas partes. De todas maneras, la semana próxima Rivlin tiene previsto, como parte del protocolo, iniciar las consultas con los partidos para encargar la formación de gobierno. La situación, no obstante, no es sencilla.

Para hacer el panorama aun más complejo, la Justicia citó a Netanyahu a declarar el 17 de marzo, en el marco de las causas por corrupción en las que es acusado. Esta situación, según informó El País de Madrid, puede llevar incluso a que el Tribunal Supremo vete la posibilidad de que sea nuevamente electo primer ministro, en virtud de su calidad de imputado.