La presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, afirmó que la Unión Europea (UE) le dará a Grecia “toda la ayuda necesaria” para enfrentar la actual crisis migratoria con Turquía.
“Aquellos que buscan poner a prueba la unidad de Europa quedarán decepcionados”, afirmó Von der Leyen tras visitar el puesto fronterizo de Kastanies, en el noreste de Grecia, donde estuvo acompañada por el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, el presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, y el presidente del Parlamento del bloque, el italiano David Sassoli.
“Turquía no es un enemigo y las personas no son solamente un medio para justificar un objetivo”, advirtió la jefa del Ejecutivo europeo, quien además prometió darle al gobierno griego “700 millones de euros”, la mitad de ellos inmediatamente, para gestionar la nueva oleada migratoria. “Las autoridades griegas se enfrentan a una tarea muy difícil [...] las inquietudes griegas son inquietudes europeas”, afirmó la jerarca, según consignó la agencia Efe.
Paralelamente, el jefe de la diplomacia europea, el español Josep Borrell, está realizando una visita de dos días a Turquía, donde mantendrá reuniones al más alto nivel como consecuencia de la decisión del gobierno turco de abrir sus fronteras para dejar salir a miles de migrantes, en su enorme mayoría refugiados sirios, hacia la frontera griega.
Según informó el primer ministro griego, desde la madrugada del sábado hasta este martes las fuerzas fronterizas griegas impidieron que más de 24.000 personas atravesaran la frontera terrestre con Turquía. Mitsotakis aseguró que las fuerzas de su país actuaron con pleno respeto del derecho internacional y acusó al gobierno turco que encabeza Recep Tayyip Erdogan de haberse transformado “en traficante oficial de seres humanos”.
Además, Mitsotakis advirtió a los refugiados y migrantes que no intenten cruzar la frontera, porque no lo conseguirán y “serán plenamente responsables de las consecuencias”.
Como consecuencia de la crisis generada por la decisión turca, el gobierno de Grecia decidió deportar inmediatamente a todos los que intenten entrar en el país, sin permitirles presentar ninguna demanda de asilo, y la Justicia empezó a imponer penas de cárcel a quienes cruzan la frontera de manera irregular.
Después de tres días de alta tensión, la situación este martes en la frontera terrestre greco-turca es, según ha indicado a Efe una fuente policial griega, relativamente tranquila, aunque miles de personas siguen concentradas en el lado turco de la frontera.
En las islas griegas del mar Egeo, muy próximas al territorio turco, los fuertes vientos redujeron drásticamente las llegadas de botes con refugiados, situación que puede variar si el tiempo mejora en los próximos días.
En las jornadas anteriores varios centenares de refugiados consiguieron llegar a las islas en embarcaciones precarias, a pesar de la intensificación de las patrullas de la Guardia Costera y de la marina griega para disuadir a los botes provenientes de Turquía.