En pocos lugares como en Brasil la pandemia de coronavirus tiene un impacto tan profundo a nivel político. Allí alcanzó al jerarca más importante del país, el presidente Jair Bolsonaro, que está sumando cada vez más adversarios por su manera errática de llevar adelante el combate contra la expansión de la nueva cepa viral.
Desde el comienzo de su gestión, el 1º de enero de 2019, el ex capitán ultraderechista, a pesar de haber sido electo en la segunda vuelta de los comicios de 2018 gracias al apoyo de 57.797.847 de brasileños, algo más de 55% del total de votantes, no ha podido consolidar una base política que lo respaldara en el Congreso. Por el contrario, poco a poco fue perdiendo adhesiones hasta quedar en una situación de vulnerabilidad en el Poder Legislativo muy poco usual en un jefe de Estado. Sus últimas disputas con la mayor parte de los gobernadores del país, varios de los cuales fueron aliados en el inicio de su mandato, por la forma en que cada uno llevó adelante las medidas de combate a la expansión del coronavirus, terminaron de configurar un escenario más que complejo para el mandatario. Además, dentro de los sectores que fueron sustanciales para su ascenso político y su posterior victoria en las elecciones sobre el Partido de los Trabajadores (PT) –grandes medios de comunicación, como la cadena Globo, vastos sectores del empresariado e importantes sectores dentro del Ejército– la percepción de que su liderazgo no es positivo para el país parece estar quedando en evidencia. Tampoco es un dato menor el enfrentamiento que Bolsonaro mantiene desde hace tiempo con la mayor parte de los integrantes del Supremo Tribunal Federal, el organismo de rango de la Justicia brasileña.
Este conjunto de hechos configura una realidad política turbulenta en Brasil, donde el impacto de la pandemia acentuó la crisis económica que el país sufre desde hace al menos dos años. En ese marco, no sorprendió que este jueves trascendiera el acercamiento de dos políticos muy influyentes, pero que históricamente caminaron por veredas opuestas: el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, del PT, y el actual gobernador del estado de San Pablo, João Doria, del derechista Partido de la Social Democracia Brasileña. Según consignaron medios brasileños, Doria compartió una imagen de un tuit publicado por el líder petista, en el que elogiaba el trabajo hecho por los gobernadores, agregando el texto: “Tenemos muchas diferencias, pero ahora no es momento de exponer discordancias. El virus no elige ni tiene ideología”. En su mensaje Lula destacaba el hecho de que “quienes están haciendo el trabajo más serio en esta crisis son los gobernadores y los alcaldes”.
El líder del PT citó la acción de Doria, que la semana pasada ordenó la confiscación de 500.000 máscaras protectoras de la fábrica de la empresa 3M, situada en el municipio de Sumaré, cerca de Campinas, para que sean utilizadas por personal de la salud, así como por personas que pertenecen a grupos de riesgo y por ciudadanos en general. “Ahora nuestra obsesión tiene que ser vencer al coronavirus. Llegamos al punto de que Doria tuvo que mandar a la Policía Militar a invadir una fábrica para conseguir máscaras. Tenemos que reconocer que quienes están haciendo el trabajo más serio en esta crisis son los gobernadores y los alcaldes”, escribió Lula.
Otro dardo contra la conducción de Bolsonaro lo lanzó este jueves Janaina Pascoal, diputada por el Partido Social Liberal –formación política con la que el mandatario se presentó a las elecciones y a la que dejó de pertenecer por desavenencias internas en noviembre del año pasado– y otrora una ferviente aliada de Bolsonaro. Pascoal, legisladora por el estado de Río de Janeiro, advirtió en su cuenta de Twitter que Bolsonaro puede sufrir una intervención militar, sobre la base del artículo 142 de la Constitución brasileña, que regula el rol de las Fuerzas Armadas. Según informó la revista Fórum, la publicación de la legisladora derechista fue una respuesta al video que el presidente había compartido esa mañana, en el que una mujer que decía ser profesora le decía al mandatario que estaba pasando necesidades con sus hijos por causa del aislamiento social decretado para achatar la curva de propagación del coronavirus. Pascoal expresó que Bolsonaro no debe hacer este tipo de publicaciones. “Mi pueblo sufriendo y usted haciendo gracias. Por el amor de dios, madure”, expresó la diputada, quien agregó: “Si usted no para con estas publicaciones, los militares van a salir a la calle para sacarlo, en base al artículo 142 de la Constitución Federal”.