“El mundo entero está unido contra el coronavirus. En Brasil, tenemos que luchar contra el corona y el virus del autoritarismo. Es más difícil, pero venceremos. En nombre de la Cámara de Diputados, repudio cualquier acto que defienda la dictadura y atente contra la Constitución”. Esa fue una de las varias publicaciones que hizo en Twitter el presidente de la cámara baja de Brasil y líder del partido Demócratas, Rodrigo Maia, después de que el presidente de ese país, Jair Bolsonaro, participara en un acto en el que se reivindicó la dictadura.

Las imágenes de la movilización de este domingo permiten ver grandes carteles que piden “intervención militar ya” y la imposición de un decreto como el “AI-5”. El Acto Institucional número 5, impuesto por el gobierno de la dictadura cívico-militar de Brasil, fue considerado, en 1968, un golpe dentro del golpe, ya que permitía al presidente cerrar el Congreso, asumir las funciones legislativas, cesar el mandato de los legisladores y despedir a los jueces.

La de ayer es una más de las varias protestas que vienen haciendo en los últimos meses los seguidores de Bolsonaro. Reclaman al Congreso que apruebe los proyectos de ley presentados por el mandatario, que son o bien rechazados por las mayorías en ambas cámaras, o bien suspendidos de forma cautelar por la Justicia porque pueden ser inconstitucionales. A esta tensión entre el gobierno y el Congreso, vigente desde el año pasado, se le sumaron, en 2020, la polémica postura de Bolsonaro sobre el coronavirus y su rechazo a las medidas adoptadas por los gobernadores. En este contexto, las protestas, que en 2019 eran sólo contra el Congreso, ahora también lo son en rechazo de la cuarentena.

El coronavirus en Brasil: el país tiene casi 40.000 contagios y 2.500 muertos.

En varias ocasiones, Bolsonaro, ex militar, ha arengado a favor de estas movilizaciones e incluso ha participado en ellas, desoyendo las recomendaciones de distanciamiento social en tiempos de pandemia. Pero estas protestas han pasado de rechazar la actuación del Congreso y la Justicia a pedir, cada vez más claramente, una intervención militar de esos poderes en favor de Bolsonaro. A tal punto que esta caravana de vehículos terminó, en el Día del Ejército, en el Cuartel General del Ejército, en Brasilia.

Fue allí donde Bolsonaro se dirigió a los presentes (algo que no había hecho en instancias anteriores): “Estoy aquí porque creo en ustedes. Ustedes están aquí porque creen en Brasil”. Y agregó: “Ahora está el pueblo en el poder y no queremos negociar nada”.

El mandatario siguió generando polémica en las horas siguientes, al compartir en su cuenta de Facebook una transmisión en vivo en la que se conversaba sobre “la trama del golpe [de Estado] inminente”. Uno de los participantes, el ex diputado Roberto Jefferson, acusó a Maia de liderar el supuesto golpe contra Bolsonaro. El presidente ya había dicho a la cadena CNN, el viernes, que el objetivo de Maia era sacarlo del gobierno. Ese mismo día, Maia le restó trascendencia al asunto: afirmó que las preocupaciones del pueblo en este momento son otras, en referencia al coronavirus. En esa misma línea fue su respuesta de ayer. “No tenemos tiempo que perder con retóricas golpistas”, escribió en una serie de publicaciones en Twitter, en las que también subrayó que “no hay caminos fuera de la democracia” y que “defender la dictadura es estimular el desorden” y “flirtear con el caos”.

Bolsonaro acumula críticas y rechazos

Además de por Maia, Bolsonaro fue criticado por el gobernador de San Pablo, João Doria, también un ex aliado, quien consideró “lamentable” que un presidente “apoye un acto antidemocrático” y repudió los ataques al Congreso y a los jueces. Él y otros 19 gobernadores opositores, de derecha y de izquierda, firmaron una carta abierta a la sociedad brasileña en defensa de la democracia, en la que respaldan al Congreso ante la actitud de Bolsonaro.

Además de varios opositores y el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, varios ministros del Supremo Tribunal Federal rechazaron la actitud del mandatario en un acto “asustador” e “inoportuno”. Incluso varios generales de las Fuerzas Armadas, consultados por el diario Estado de São Paulo, reprobaron la participación de Bolsonaro en un acto de este tipo y advirtieron que las Fuerzas Armadas son instituciones permanentes que están al servicio del Estado y no de un gobierno.