Basta con entrar a la página web del Ministerio de Salud Pública de Ecuador para darse cuenta de los estragos que está causando la pandemia del coronavirus en el país, más concretamente en la ciudad de Guayaquil, cuyas imágenes de decenas de cuerpos sin vida envueltos en bolsas de plástico y acumulados en las calles y los hospitales han dado la vuelta al mundo. De ahí que el ministerio haya creado en su portal un apartado específico para el “manejo de cadáveres Covid-19”, que incluye protocolos para la manipulación y la disposición final de los cuerpos y un listado con las funerarias acreditadas por el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social.

Hasta ayer, Ecuador registraba 3.646 contagios y 180 fallecidos por coronavirus, según datos oficiales, además de 5.137 casos sospechosos. El mayor número de decesos (126) y contagios (2.524) se concentra en la región costeña del Guayas, cuya capital es Guayaquil, una ciudad azotada por la pobreza, en cuya población se ha instalado el pánico.

“La situación se le fue de las manos a todo el mundo. Las autoridades no han sido responsables y la gente no lo tomó en serio, por lo que el virus se propagó rápidamente. Vivimos una incertidumbre total, no sabemos cuánta gente más morirá”, contó a la diaria, en una conversación telefónica, Nadia Gutiérrez, una joven de Guayaquil. Su propio hermano lleva días enfermo en su casa y, pese a que le hicieron la prueba para detectar el virus el lunes pasado, aún no ha recibido los resultados.

Andrea Cárdenas, otra joven guayaquileña, insistió en que la población debe sensibilizarse ante esta tragedia y pide a los políticos que dejen de lado sus diferencias para remar en una misma dirección: “salvar al pueblo”. “La gente no es consciente de la gravedad que supone que los sistemas de salud colapsen, como ya lo han hecho en Guayaquil”, dijo, con impotencia, a la diaria.

Los hospitales de esta ciudad, la segunda más importante del país, después de Quito, están desbordados y no hay recursos para hacer pruebas en todos los casos sospechosos de coronavirus. De hecho, ya han fallecido diez profesionales sanitarios y otros 1.600 trabajadores de la salud del sistema ecuatoriano están contagiados, informó este domingo el viceministro de Atención Integral en Salud, Ernesto Carrasco.

Las funerarias tampoco dan abasto y varias han cerrado porque no quieren hacerse cargo de los fallecidos por coronavirus. Por esa razón, los cadáveres se han ido acumulando en los últimos días, tanto en la calle como en las casas, donde hay familias que han tenido que esperar hasta 72 horas para que las autoridades retirasen el cuerpo sin vida de sus parientes.

El epidemiólogo Esteban Ortiz, médico especializado en salud pública e investigador de la Universidad de las Américas de Ecuador, explicó a la diaria que, aunque muchos de esos fallecidos son víctimas del coronavirus, también debe de haber personas que murieron por otras enfermedades, por la edad o por la violencia. “Esos pacientes no registran ningún tipo de documentación, por lo que los doctores no pueden confirmar la presencia del virus. Si no se confirma, no se entierra, y si no se entierra, no se registra. Si están en el hospital con un diagnóstico, tienen que esperar a que la funeraria los lleve [a los cuerpos] para ser enterrados. Como son pacientes pobres, las funerarias no los llevan y los cuerpos se acumulan en los hospitales. La funeraria se lleva los cadáveres de quienes pueden pagar”, explicó.

El gobierno ecuatoriano, consciente del mal manejo de esta crisis, se disculpó este sábado por medio de una cadena de radio y televisión. “Hemos sufrido un fuerte deterioro de nuestra imagen internacional y hemos visto imágenes que nunca debieron haber sucedido. Por ello, como servidor público, les pido disculpas”, dijo el vicepresidente de Ecuador, Otto Sonnenholzner, y dio sus condolencias a las familias que han perdido a un ser querido como consecuencia de esta enfermedad. El día anterior, en otra cadena nacional, el presidente del mismo país, Lenín Moreno, reconoció que el Ejecutivo sabe que los datos oficiales no reflejan la realidad.

Situación compleja

Varios factores explican por qué Ecuador, el tercer país más pequeño de Sudamérica, después de Surinam y Uruguay, se ha convertido en uno de los más castigados del mundo per cápita por la Covid-19.

El 29 de febrero el gobierno confirmó el primer caso de coronavirus. Se trataba de una ecuatoriana de 70 años que residía en Madrid. La mujer ingresó al país el 14 de febrero sin síntomas, pero, pasados unos días, comenzó a sentirse mal. Al hacérsele la prueba, dio positivo. Falleció el 13 de marzo.

Fue, precisamente, el escaso control en los aeropuertos lo que permitió que el virus entrara de forma masiva al país. Hay que tener en cuenta que los ecuatorianos son la mayor comunidad latinoamericana en España, por lo que las visitas de personas emigradas son constantes.

“Las fronteras fueron muy permeables a los casos importados durante las primeras semanas. El control de la vigilancia epidemiológica en los aeropuertos fue sumamente pobre. Básicamente, consistía en tomar la temperatura del viajero que ingresaba al país. Eso ocasionó que la gente llegara sin ningún tipo de preocupación, fuera a su casa e hiciera vida social. Cuando aparecieron los síntomas, ya habían contaminado a un montón de personas”, cuenta el epidemiólogo Ortiz.

Guayaquil es, además, una ciudad costera de calor intenso y ambiente húmedo, y su población está acostumbrada a hacer vida en la calle, a diferencia, por ejemplo, de la sierra ecuatoriana, cuyo clima es más frío y donde la gente suele hacer más vida hogareña. “En la costa la gente sale a la calle todo el tiempo; hay otra cultura”, añadió Ortiz. Destacó el hacinamiento y la pobreza como detonantes de la propagación de la Covid-19 en las zonas más vulnerables, como Guayaquil: “En una sociedad desigual hay gente que no puede quedarse en casa si quiere comer”.

Medidas tomadas

El 16 de marzo el gobierno ecuatoriano declaró el estado de excepción en todo el territorio, lo que incluye restringir la movilidad de las personas e imponer toques de queda, que suelen comenzar a las 16.00 (en Guayaquil, por ejemplo, comienza a las 14.00). Las clases en los colegios y las universidades también fueron suspendidas y los negocios que no ofrecen productos de primera necesidad o insumos médicos permanecen cerrados.

Ante el aumento de fallecidos y contagios por Covid-19 en los últimos días, Ecuador ha extremado sus medidas para detener la propagación de esta pandemia, cuyo brote comenzó en diciembre en la ciudad china de Wuhan.

Los trabajos presenciales fueron suspendidos hasta por lo menos el 13 de abril y tanto el transporte nacional como el internacional continuarán paralizados todo este mes.