Poco a poco, algunos países europeos están empezando a flexibilizar sus medidas de distanciamiento social impuestas para contener la pandemia de coronavirus, que afectó de manera dispar a la totalidad de los países del bloque.
En Austria, uno de los países menos afectados por la nueva cepa viral, el gobierno permitió la reapertura de los pequeños comercios, en Dinamarca se habilitó la vuelta al funcionamiento de las guarderías e incluso en Italia, el país más golpeado por la enfermedad, el Ejecutivo que preside el primer ministro Giuseppe Conte, luego de duras semanas de confinamiento total, adelantó que podrán reabrir las librerías, las papelerías y las tiendas de ropas y accesorios para bebés.
Para evitar la multiplicación de medidas unilaterales que puedan poner en riesgo el control de la epidemia, la Comisión Europea presentará hoy en su sede de Bruselas, capital de Bélgica, una hoja de ruta con recomendaciones para los gobiernos europeos en las que aboga por una salida coordinada, solidaria y gradual del aislamiento.
Desde el gobierno europeo se sugieren tres criterios para determinar si ha llegado la hora de flexibilizar las restricciones para ganar tiempo y evitar el colapso de los sistemas sanitarios: si la propagación de la enfermedad se ha reducido durante un período de tiempo sostenido (por ejemplo, en el número de hospitalizaciones); si los sistemas sanitarios tienen capacidad suficiente para atender a los enfermos, medido por el número de unidades de cuidados intensivos disponibles o la disponibilidad de personal y material médico; y si la capacidad de realizar test a la población y detectar nuevos casos ante una potencial nueva oleada es suficiente.
“La capacidad de detección de anticuerpos será necesaria para supervisar la proporción de población que ha superado con éxito la covid-19 y que probablemente es inmune”, señala el borrador que tiene previsto presentar hoy la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen.
Aunque la Comisión reconoce que “es prerrogativa de los estados miembros” decidir cuándo tomar medidas restrictivas y determinar cuándo empezar a eliminarlas, considera al mismo tiempo que cualquier estrategia de salida debe seguir tres principios básicos: ciencia y datos fiables, coordinación y solidaridad.
“La falta de coordinación en el levantamiento de las medidas restrictivas podría tener efectos negativos en todos los estados miembros y probablemente derivar en fricciones políticas”, señala el documento, al que accedieron agencias internacionales, y también apunta que no hay una única respuesta a la crisis pero que, “como mínimo”, los estados miembros deben notificarse entre sí las medidas adoptadas a través de una red de puntos de contacto.
En su comunicación, el Ejecutivo comunitario reconoce ser consciente de que todavía “pasará un tiempo” antes de que las medidas introducidas por los gobiernos europeos muestren plenamente su efecto, ya que el virus continúa circulando por el continente europeo y habrá que vivir con él hasta que se encuentre “una vacuna o un tratamiento”. Desde el Ejecutivo se advierte además que relajar las restricciones sin control ni vigilancia podría llevar a un aumento de los casos. En este sentido, recomienda a los gobiernos europeos adoptar un enfoque gradual y reemplazar las medidas generales por otras selectivas, por ejemplo, aplicando restricciones durante más tiempo a los grupos vulnerables o manteniendo la cuarentena sobre las personas diagnosticadas con covid-19 o aquellas que muestren síntomas de la enfermedad.