El gobierno alemán anunció este miércoles que comenzará una nueva fase en el levantamiento de medidas restrictivas impuestas para contener la expansión de la pandemia de covid-19.

Luego de dos meses de reuniones virtuales no exentas de tensiones entre la canciller Angela Merkel y muchas de las principales autoridades de los 16 estados federados que componen la nación germana, las partes llegaron a un acuerdo, por el que comenzará a implementarse una nueva etapa, en la que cada estado tendrá la potestad de adoptar algunas medidas en forma unilateral, como por ejemplo el cronograma de la vuelta a clases en todos los niveles educativos o la reapertura de los hoteles y otros establecimientos comerciales.

“Hemos llegado al punto en que podemos decir que alcanzamos el objetivo de ralentizar la propagación del virus, y hemos conseguido proteger nuestro sistema sanitario, así que ha sido posible debatir y acordar nuevas medidas de aligeramiento”, afirmó Merkel en una conferencia de prensa en Berlín, en la que la mandataria compareció junto con el presidente de Baviera, el socialcristiano Markus Söder, y el alcalde de Hamburgo, el socialdemócrata Peter Tschentscher.

De acuerdo a lo que consignaron agencias internacionales de noticias, algunas medidas seguirán vigentes hasta los primeros días de junio para todos los habitantes del país, como la obligación de mantener una distancia de un metro y medio con otras personas y la de llevar tapabocas en las unidades del transporte público y dentro de los comercios. Pero lo que cambió fue la norma que regía para regular los encuentros sociales: a partir de ahora se podrán reunir personas pertenecientes a dos hogares y no sólo a uno. Además, aquellos que viven en residencias de ancianos podrán ser visitados todos los días, aunque siempre por la misma persona.

La cláusula que logró destrabar las tensiones entre Merkel –quien en todo momento se mostró extremadamente cauta en cuanto a la relajación de las medidas de aislamiento social– y algunos presidentes federales fue propuesta por la mandataria y aceptada por todos. La canciller presentó a los líderes federales lo que llamó “mecanismo de emergencia”, una medida mediante la cual los hospitales, hogares de ancianos y los municipios enteros podrían ser bloqueados y, por lo tanto, comenzar a regir medidas de cuarentena si registraban acumulativamente más de 50 nuevas infecciones por cada 100.000 habitantes en el plazo de siete días.

Según detalló el diario inglés The Guardian, si el consenso respecto de las medidas de restricción parece haberse escapado del alcance de Merkel en los últimos días por las ya mencionadas fricciones con algunos líderes de estados federados –a quienes se sumaban representantes de vastos sectores empresariales, molestos por los perjuicios económicos que significan las medidas restrictivas– el nuevo mecanismo de emergencia representa una pequeña victoria para la líder demócrata cristiana de 65 años de edad, que ocupa el máximo cargo del Ejecutivo alemán desde noviembre de 2005.

Merkel, que no manifestó un particular entusiasmo por las medidas que estaba anunciando, expresó en la conferencia de prensa que confiaba en los ciudadanos, en los alcaldes, en los dirigentes regionales y en los responsables de la sanidad, porque, si no, “hagamos las valijas, porque esta no sería nuestra República Federal de Alemania”.

Según los últimos datos oficiales, Alemania registraba una tasa de mortalidad atribuida a la covid-19 de 8,3 fallecimientos por cada 100.000 habitantes, una cifra muy por debajo de la que tienen los países europeos más afectados por la pandemia. Por ejemplo, España tiene una tasa de 55 muertes cada 100.000 habitantes; Italia, de 48; Reino Unido, de 43; y Francia, de 39.

El número de contagios calculado por el Instituto Robert Koch, entidad de referencia sanitaria en Alemania, es de 0,7, lo que quiere decir que cada diez personas infectadas por covid-19, transmiten la enfermedad a otras siete, indicador que refleja la reducción en la velocidad de expansión de la pandemia.