“Estamos convencidos de que tendremos una vacuna para finales de este año”, dijo el presidente estadounidense, Donald Trump, sin dar más datos. Se limitó a afirmar: “Vamos mucho más rápido que en [el desarrollo de] ninguna vacuna en la historia”. Mientras tanto, su país ocupa el primer lugar en el mundo en número total de contagios y muertes por covid-19.

Una proyección de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) estima que en las próximas semanas aumentarán los contagios y las muertes por esa enfermedad, informó The New York Times. De acuerdo con el documento al que accedió el diario estadounidense, el número de muertos por día por la epidemia llegará a 3.000 a fines de este mes, una cifra que casi duplica la actual. A su vez, los contagios diarios podrían llegar a 200.000 cuando termine mayo.

El documento señala también que en algunas de las zonas en las que más impactó la epidemia, como los estados de Nueva York y Louisiana, se percibe un retroceso desde el pico que se registró a mediados de marzo. Sin embargo, los CDC tienen en cuenta que esta mejora podría revertirse cuando se retome la actividad, algo que varios estados planean para los próximos días.

El gobierno no admitió que se apoye en los datos de ese documento. Sin embargo, el propio Trump dijo en una entrevista con Fox News que es posible que el número de muertes llegue pronto a 100.000 y duplique así las 50.000 que él mismo había previsto hace un par de semanas.

Estados Unidos superó los 1.171.000 casos de contagio y las 70.000 muertes por covid-19. La mayoría de esos casos se produjeron en el estado de Nueva York, donde murieron 23.000 personas por la epidemia (18.000 en la ciudad de Nueva York) y se registraron más de 300.000 contagios. Sin embargo, el gobernador Andrew Cuomo manifestó que la velocidad de expansión de la epidemia se está frenando. “Seguimos bajando la curva de esa montaña que subimos. Ahora estamos al otro lado de la montaña y empezamos a verle la forma”, dijo.

A partir del viernes 15, la economía en Nueva York se reactivará de forma gradual, por tipo de actividad y por regiones. “En lugar de esperar a que todo el estado esté preparado, [habrá que] reabrir por regiones. Si el norte del estado tiene que esperar a que el sur esté listo, va a ser un largo tiempo”, dijo Cuomo. El plan incluye medidas para volver a detener la economía en caso de que el ritmo de transmisión aumente, y otras para aumentar el número de test que puede hacer el estado. Tanto Nueva York como Nueva Jersey decidieron que las escuelas seguirán cerradas hasta que termine el año y comiencen las vacaciones de verano.

Tensiones con China

Mientras los gobiernos de los estados toman esas decisiones, Trump vuelve a impulsar su retórica contra China y a responsabilizar a Pekín por la epidemia de covid-19. La semana pasada surgieron informaciones acerca de que Washington presionaba a sus servicios de inteligencia para que encontraran pruebas de que el virus que causa esta enfermedad fue creado en un laboratorio chino, publicó la agencia de noticias Efe. Al respecto, el director de Inteligencia Nacional, Richard Grenell, emitió un comunicado con la posición contraria: “La comunidad de Inteligencia también coincide con el amplio consenso científico de que el virus de la covid-19 no es ni artificial ni genéticamente modificado”. Pero Trump, desoyéndolo, insistió en que el virus surgió de un laboratorio en Wuhan. Cuando un periodista le preguntó si tenía pruebas al respecto, respondió: “Sí, sí las tengo”.

A partir de estas afirmaciones sobre la crisis sanitaria, Trump reimpulsa la guerra comercial contra China. Su administración trabaja en la imposición de nuevos aranceles y otras sanciones económicas a Pekín por su papel en la pandemia. Además, según informó la agencia de noticias Reuters, el gobierno de Trump evalúa posibles incentivos fiscales y subvenciones a las empresas que trasladen sus fábricas desde el territorio chino a Estados Unidos, o incluso a un tercer país.

Trump llegó al gobierno en las elecciones de 2016 con una retórica fuerte contra Pekín y con promesas de que trabajaría para que las plantas de producción estadounidense regresaran y generaran nuevos empleos. Ahora, cuando se acercan las elecciones presidenciales de noviembre, en las que busca la reelección, Trump intenta retomar esa iniciativa.