El gobierno venezolano informó ayer que abatió a “un grupo de mercenarios terroristas procedentes de Colombia” que intentó una incursión marítima en la madrugada del domingo. Su objetivo, según varios jerarcas que informaron sobre esto, era generar violencia, caos y desestabilización en el país. El operativo para detener la incursión terminó con ocho personas muertas y dos detenidas, de acuerdo a las mismas fuentes.

La cancillería colombiana rechazó la acusación y consideró que es parte de “la acostumbrada estrategia de ese régimen ilegítimo de buscar debates y distractores externos en momentos de crisis interna”. En la misma línea se pronunció el líder opositor y autoproclamado presidente, Juan Guaidó, quien acusó al gobierno de Nicolás Maduro de intentar restar atención a la violencia que vive el país.

Un grupo de militares venezolanos publicó en Twitter varios videos en los que reivindica la acción como parte de “una gesta libertadora” para restablecer “la paz y la libertad y el hilo constitucional”.

Antes de este ataque fallido, el viernes, murieron alrededor de 50 internos de una cárcel del estado Portuguesa, en el noroeste del país. Según la versión oficial, se trató de un intento de fuga que derivó en un enfrentamiento entre presos y personal de seguridad, pero los familiares de las víctimas desmienten esa información: señalan, entre otras cosas, que quienes tienen heridas o murieron son únicamente presos.