Al mismo tiempo que los casos de covid-19 continúan aumentando a un ritmo acelerado en el país –los números suministrados por el Ministerio de Salud marcan que las personas infectadas por el virus son casi 900.000 y los muertos se acercan a los 44.000–, el presidente Jair Bolsonaro busca una salida elegante para uno de sus ministros, Abraham Weintraub, cuyos minutos al frente de la cartera de Educación están contados.

Este lunes, luego de reunirse con Weintraub en el Palacio de Planalto, Bolsonaro habló durante una entrevista con la cadena Bandeirantes, en la que dio a entender que la salida del ministro del Ejecutivo es inminente, luego de que el domingo participara en una manifestación en Brasilia organizada por la milicia fascista 300 de Brasil, en la que se atacó a la Justicia y se criticó a los integrantes del Supremo Tribunal Federal (STF). El presidente ultraderechista expresó que la participación de Weintraub en el acto “no fue muy prudente” y “no fue un buen mensaje”. “Él no estaba representando al gobierno” en la manifestación, afirmó Bolsonaro, sino que “fue a título personal”. “Estamos intentando solucionar la situación con el señor Weintraub”, agregó.

La revista Fórum recordó que Weintraub es una de las personas investigadas por el STF en la causa sobre las redes de noticias falsas bolsonaristas, que han atacado sistemáticamente al Congreso y a la Justicia. La presencia del ministro en el acto del domingo generó molestia en el seno del Ejecutivo, e incluso, según lo que informó Folha de São Paulo, ministros integrantes del STF manifestaron que Weintraub podría ir preso en virtud de los ataques que viene realizando contra ellos.

En la reunión ministerial del 22 de abril, cuyo video fue divulgado porque en ese encuentro Bolsonaro hizo declaraciones que podrían haber configurado delitos de responsabilidad, Weintraub dijo que los integrantes del STF eran unos “delincuentes” y agregó que deberían ir presos.

En el acto del domingo en Brasilia, sin nombrarlos, el ministro de Educación dijo que ya había expresado su opinión sobre los delincuentes. Weintraub, incluso fue multado por las autoridades estaduales de Brasilia por haber participado en el acto sin tapabocas, contraviniendo la medida sanitaria adoptada en el Distrito Federal en el marco del combate a la pandemia de covid-19.

Paralelamente, en la mañana del lunes, mientras Bolsonaro anunciaba en su cuenta de Twitter que se había comunicado con el presidente ruso, Vladimir Putin, y agregaba que se había acordado reforzar la cooperación bilateral entre ambos países, incluyendo el ámbito de la lucha contra el coronavirus, la Policía Federal arrestó a Sara Winter y otros cinco integrantes de la milicia fascista 300 de Brasil, en el marco de una investigación de esta organización por promover actos contra la democracia y el cierre del STF.

Winter –que se llama Sara Giromini, pero cambió su apellido en homenaje a una conocida activista nazi británica que actuó durante la Segunda Guerra Mundial– tiene 27 años y desde hace un tiempo ganó notoriedad como la más icónica representante de este grupo fascista. La detención de Winter generó revuelo en las redes entre sus simpatizantes, que la emprendieron contra Bolsonaro por no protegerla. Incluso, en la tarde del lunes alrededor de una docena de integrantes de este grupo participaron en un acto frente a la sede de la Policía Federal de Brasilia para pedir la liberación de la activista de extrema derecha.

Según informó la Fiscalía General de la República en un comunicado, los pedidos de prisión preventiva de Winter y los otros cinco militantes de 300 de Brasil “fueron presentados el viernes a partir de indicios obtenidos por el Ministerio Público Federal de que el grupo continúa organizando y captando recursos financieros para llevar a cabo acciones que se enmarcan” dentro de la investigación en curso. Según se agregó en el comunicado, “el objetivo de los arrestos preventivos es escuchar los testimonios de los investigados y reunir información acerca del funcionamiento de esta asociación criminal”.