“Recuerdo a la nación brasileña que las Fuerzas Armadas están bajo la autoridad suprema del presidente la República”, dijo el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en una publicación en Twitter. “Las Fuerzas Armadas no cumplen órdenes absurdas, como, por ejemplo, la toma de poder. Tampoco aceptan que un poder intente tomar otro poder de la República”, añadió.
Así respondía el mandatario al fallo preliminar de un juez del Supremo Tribunal Federal (STF), Luiz Fux, a raíz del pedido del Partido Democrático Laborista de que se precisara la legislación que regula la actuación de las Fuerzas Armadas. Fux dijo que el presidente es el jefe de las fuerzas, pero puede recurrir a ellas únicamente para las tareas previstas en la Constitución. “Se debe excluir cualquier interpretación que permita indebidas intromisiones” en el “regular e independiente funcionamiento de otros poderes”, señaló el magistrado.
Las limitaciones de la actuación de las Fuerzas Armadas no son un dato menor, ya que desde hace meses los seguidores de Bolsonaro piden la intervención militar del STF y el Congreso a raíz del discurso del presidente de que cualquiera de los dos está actuando para obstaculizar sus políticas. Estos reclamos se escucharon en las marchas a favor de Bolsonaro, que, al igual que las que son en contra, se realizaron nuevamente este fin de semana.
El sábado, en una de las manifestaciones de los seguidores del presidente, se lanzaron fuegos artificiales contra la sede del máximo órgano judicial, lo que fue interpretado como una amenaza. Esto sucedió después de que la semana pasada el STF empezara a votar si permite que continúe una investigación sobre amenazas y difusión de noticias falsas en contra de sus integrantes.
El presidente del STF, Dias Toffoli, aseguró en un comunicado que se trató de “un ataque a todas las instituciones democráticamente constituidas” y que “el Supremo jamás se doblegará, como no se doblegó en toda su historia, ante ningún tipo de amenaza [...] y seguirá cumpliendo con su misión”. Otros magistrados se manifestaron en el mismo sentido.
En cambio, el ministro de Justicia y Seguridad Pública, André Mendonça, se negó a condenar los hechos, aunque sí pidió “respeto” al STF. “Debemos actuar por el pueblo, comprenderlo y atender su crítica y manifestación con humildad. En la democracia, la voz popular es la soberana”, expresó en sus redes sociales.
Investigaciones en curso
El Ministerio Público Fiscal investigará esto, pero también una serie de invasiones a hospitales que se produjeron el fin de semana. Días atrás Bolsonaro puso en duda que los hospitales estén saturados, como informan las autoridades locales, y llamó a sus seguidores a entrar y grabar con sus celulares para “mostrar si las camas están ocupadas o no, si los gastos son compatibles o no”. Se produjeron decenas de invasiones de este tipo; una de ellas, en San Pablo, protagonizada por ediles afines a Bolsonaro.
El fiscal general, Augusto Aras, solicitó a las fiscalías de cada estado que investiguen estos hechos para determinar “eventuales responsabilidades”. Y advirtió: “Conductas de esta naturaleza ponen en riesgo la integridad física de los valerosos profesionales que se dedican, de forma obstinada, a revertir una crisis sin precedentes en la historia del país”.