Con una ceremonia realizada en la Universidad North Central, en la ciudad de Minneapolis, comenzaron este jueves las exequias de George Floyd, el ciudadano negro estadounidense de 46 años asesinado el 25 de mayo por un policía que lo detuvo y lo asfixió presionando su rodilla sobre su cuello.

Dentro del local había centenares de personas –aunque con limitaciones, debido a la pandemia de coronavirus–, entre las que se encontraban amigos y familiares de Floyd, además de figuras públicas y notorios activistas contra el racismo. Fuera del recinto, miles de personas se reunieron para homenajear a Floyd, algo que se repitió en decenas de ciudades estadounidenses, donde las movilizaciones callejeras prosiguieron por décimo día consecutivo.

La ceremonia fúnebre, altamente emotiva, comenzó con un largo silencio colectivo que duró exactamente ocho minutos y 46 segundos, el lapso durante el que Floyd fue asfixiado por el policía Derek Chauvin hasta la muerte.

El infame asesinato de Floyd, uno más en la extensa lista de crímenes racistas que se dan con frecuencia en Estados Unidos, está generando un movimiento inusitado en todo el país, agudizado seguramente por la actitud del presidente Donald Trump, quien, más allá de lamentar vagamente el episodio, centró su discurso de los últimos días en reprimir a los manifestantes que salieron a las calles y que, en algunos casos, chocaron con la Policía, causaron disturbios y saquearon comercios.

El principal orador durante la ceremonia realizada en Minneapolis fue Al Sharpton, reverendo bautista de 65 años de edad de extensa trayectoria como defensor de los derechos civiles de la población negra estadounidense. Sharpton afirmó durante su discurso que Floyd “no murió de una enfermedad común, sino que murió por un mal funcionamiento de la justicia criminal de Estados Unidos”.

“Lo que le pasó a Floyd pasa todos los días en este país”, dijo Sharpton. “Es el momento de que nos pongamos de pie y en nombre de George digamos: saca esa rodilla de mi cuello”, agregó el activista, e informó que junto a la familia de Floyd está organizando una marcha en Washington el 28 de agosto para exigir la reforma del sistema de justicia penal estadounidense. La elección de esa fecha no es casual: ese día se conmemorarán 57 años de la histórica marcha encabezada por Martin Luther King en la capital estadounidense.

“Volveremos a Washington”, afirmó Sharpton dirigiéndose a Martin Luther King III, el hijo mayor del activista asesinado en 1968. “Ahí es donde su padre estaba parado, en las sombras del Monumento a Lincoln, y dijo: ‘Tengo un sueño’. Bueno, volveremos este 28 de agosto para restaurar y volver a comprometer ese sueño, para ponernos de pie”, aseguró el reverendo.

En la ceremonia fúnebre también participaron figuras como el también reverendo Jesse Jackson y políticos como la senadora de Minnesota Amy Klobuchar, ex precandidata presidencial por el Partido Demócrata, y el alcalde de Minneapolis, Jacob Frey, quien en un momento se acercó al féretro de Floyd y no pudo contener el llanto.

También habló durante el acto el abogado de la familia de Floyd, Benjamin Crump, quien prometió “justicia” en el caso, por el cual están procesados cuatro policías, Chauvin y otros tres agentes.

Crump afirmó que Floyd murió por la “pandemia del racismo y de la discriminación”, haciendo referencia a la pandemia de coronavirus que está afectando a Estados Unidos con particular virulencia.

Luego de la ceremonia de este jueves, estaba previsto que el cuerpo de Floyd fuera trasladado a su ciudad natal, Raeford, ubicada en el estado de Carolina del Norte, donde el sábado se llevará a cabo una última ceremonia antes de su entierro.

Pero este jueves, luego de que muchos ciudadanos siguieran en vivo el funeral de Floyd, la gente volvió masivamente a las calles.

Manifestación por George Floyd, ayer, en Brooklyn, Nueva York.

Manifestación por George Floyd, ayer, en Brooklyn, Nueva York.

Foto: Justin Lane, Efe

Las movilizaciones más grandes se registraron en la ciudad de Nueva York y fue por ello que el gobernador del estado, Andrew Cuomo, manifestó su preocupación por la incidencia que podrían tener estas marchas en la propagación de la covid-19, enfermedad que mató a más de 107.000 personas en todo el país, 24.000 de ellas en Nueva York.

Durante una conferencia de prensa realizada este jueves, Cuomo defendió el derecho de la gente a protestar, pero pidió a las personas que se realicen test de diagnóstico de covid-19. “Si fueron a una protesta, háganse una prueba, por favor”, dijo el demócrata Cuomo, y agregó que “los manifestantes también tienen un deber cívico en este caso. Sean responsables, háganse una prueba”. “La ciudad de Nueva York tuvo el mayor número de manifestantes, y por eso tenemos que actuar con inteligencia”, concluyó.