La Plaza Roja de Moscú fue el escenario en el que ayer tuvo lugar el desfile militar que conmemoró el 75º aniversario de la victoria de los aliados sobre la Alemania nazi.
El evento, que tradicionalmente se celebra el 9 de mayo pero que fue aplazado por la pandemia de coronavirus, tuvo como principal orador al presidente ruso, Vladimir Putin, quien pidió un minuto de silencio por los combatientes caídos durante la Gran Guerra Patria, nombre con el que se denomina en Rusia a la Segunda Guerra Mundial.
Posteriormente, el mandatario, quien remarcó la importancia de “proteger y defender la verdad” sobre los hechos ocurridos durante esa confrontación bélica, dijo que es “imposible imaginar” cuál habría sido el futuro del mundo “si el Ejército Rojo no hubiera acudido a su defensa”.
Putin, de acuerdo a lo que consignó el portal de noticias ruso RT, recordó que el pueblo soviético fue el que se llevó la peor parte en la lucha contra el nazismo –se estima que entre 1941 y 1944 murieron 24 millones de ciudadanos soviéticos, de los cuales algo más de ocho millones y medio eran militares– y enfatizó que ese sacrificio popular fue determinante para derrotar al “mal total”.
El premier ruso de 67 años de edad destacó el hecho de que los soldados soviéticos, luego de haber expulsado de su territorio a los nazis, prosiguieron su lucha y “liberaron a los estados europeos de los invasores, pusieron fin a la terrible tragedia del holocausto y salvaron al pueblo de Alemania del nazismo, su ideología mortal”.
Putin además aseguró que Rusia “nunca olvidará” la contribución de los aliados y la importancia del segundo frente, abierto en 1944, y de cara al futuro dijo que su país está abierto al diálogo y se mostró proclive a la creación de un sistema de seguridad común en el mundo. “Estamos abiertos al diálogo y a la cooperación en los asuntos más actuales de la agenda internacional. Entre ellos, la creación de un sistema de seguridad fiable y común”, aseguró el presidente ruso al dirigirse a los líderes extranjeros y veteranos invitados al desfile, en el que participan más de 14.000 soldados rusos y de otros países.
Según consignaron agencias internacionales de noticias, únicamente asistieron al evento dirigentes de ex repúblicas soviéticas, entre ellos los presidentes de Kazajistán, Uzbekistán y Bielorrusia.
La única excepción fue la presencia de Aleksandar Vucic, presidente de Serbia, nación que tiene profundos lazos históricos con Rusia.