El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, aceptó en la tarde del martes la renuncia presentada por quien iba a ser ministro de Educación, Carlos Alberto Decotelli, luego de que se comprobara que el aspirante al cargo había falsificado su currículum, incluyendo en él logros académicos que no tenía.
Ahora Bolsonaro baraja nombres para el cargo, pero el caso dejó un gusto amargo entre el ala militar del gobierno, a la que pertenecía Decotelli, quien perteneció a la Marina, y por contrapartida elevó los ánimos de los olavistas, que pretenden que el nuevo ministro de Educación sea alguien afín a sus ideas.
De acuerdo a lo que informó CNN Brasil, Decotelli, minutos antes de presentar su renuncia ante el mandatario, habría dicho que no había “clima” para que asumiera el cargo, algo que originalmente iba a hacer precisamente este martes, luego de que perdiera el apoyo de los militares, que quedaron absolutamente desconcertados con la catarata de falsedades que el casi ministro tenía en su currículum.
El derrumbe de Decotelli, quien en el momento de ser designado se presentó como “un técnico” y un “gestor”, comenzó cuando desde la argentina Universidad Nacional de Rosario se desmintió que el designado por Bolsonaro tuviera un doctorado de dicha casa de estudios, ya que, según se especificó, su tesis fue reprobada, de acuerdo a lo que informó la revista Fórum.
Posteriormente, desde la Universidad de Wuppertal, en Alemania, entidad en la que Decotelli dijo haber obtenido un título de posgrado, se informó que el brasileño apenas había estado estudiando ahí unos pocos meses, sin obtener título alguno. Pero lo que habría sacado de quicio por completo a Bolsonaro, y determinó la remoción de Decotelli del cargo, fue, de acuerdo a lo que informó el diario O Estado de São Paulo, un comunicado emitido en la noche del lunes por la Fundación Getúlio Vargas en el que se afirma que el potencial ministro no fue ni investigador ni profesor de esa casa de estudios.
Trabajo, pandemia y después
El Instituto Brasileño de Geografía y Estadística dio a conocer ayer un informe en el que se reveló que, a raíz de la pandemia de coronavirus, hasta el mes de mayo en Brasil se habían perdido 7,8 millones de puestos de trabajo. De acuerdo a ese dato, el índice de desocupación subió 1,3% en comparación con el trimestre que cerró en febrero. Ahora el índice de desempleo se sitúa en 12,9%, lo que significa que 12.700.000 personas están sin trabajo en el país.
El dato es relevante, más aun teniendo en cuenta que el nivel de ocupación entre las personas con edad de trabajar alcanzó un mínimo de 49,5%, el menor valor de la serie, que comenzó a ser medida en 2012. En el informe se consignó que, dentro de los puestos laborales perdidos, 5,8 millones se dieron en el sector informal, que en Brasil nuclea a 37,6% del total de los trabajadores.
En el trimestre anterior, finalizado en el mes de febrero, cuando aún la pandemia no había llegado a Brasil, la tasa de desocupación cerró en 11,6%. Mayo fue el segundo mes completo del año en el que rigieron las medidas de aislamiento social tendientes a contener la pandemia de coronavirus, que además de generar una enorme crisis sanitaria viene golpeando con dureza la economía del país, que, de acuerdo a diversos especialistas, se encuentra en recesión.
Respecto de los datos oficiales brindados por el Ministerio de Salud brasileño sobre las muertes y los casos confirmados de covid-19, ayer el número volvió a mostrar un sensible repunte respecto del día anterior.
Según se informó desde la cartera, en las últimas 24 horas se contaron 1.280 muertes por coronavirus, lo que lleva las muertes atribuidas a la covid-19 en el país desde el inicio de la pandemia a 59.594. Además, en el último día se confirmaron 33.846 nuevos casos de la enfermedad, llevando el número total de infectados a 1.402.041.