“Las ollas populares y merenderos seguirán apostando mientras puedan a la solidaridad, pero viendo la situación actual [...] le solicitamos encarecidamente que se apruebe la propuesta realizada por la Intersocial de garantizar el Ingreso Básico Transitorio de Emergencia para que dignamente los miles de uruguayos y uruguayas afectados puedan cocinarse, mientras dure la emergencia, en sus hogares. La mejor olla es la que se hace en casa. Esperamos su pronta respuesta”, concluye la carta dirigida al presidente Luis Lacalle Pou que este martes entregaron en la Torre Ejecutiva la organización Redes de Ollas y Merenderos, la Intersocial y el PIT-CNT.

Instantes después, Lacalle Pou en conferencia de prensa en la Torre Ejecutiva ratificaba lo que le había dicho a un medio argentino: que el Estado uruguayo no hizo lo suficiente para mitigar las consecuencias de la emergencia sanitaria y que las ollas populares habían sido fundamentales. En la noche del domingo, en el programa periodístico La cornisa, que conduce Luis Majul, Lacalle Pou dijo que “hubo gente que de un día para otro no podía comer” y que “el Estado hizo el esfuerzo que podía hacer, que no fue suficiente, pero la cantidad de gente que se puso a remar en ollas populares, que empezó a juntar alimentos, que repartió canastas [...] esos héroes anónimos que en Uruguay surgen con mucha fuerza fueron fundamentales para que nadie pase hambre”.

Desde temprano en la mañana, representantes de diversas ollas populares, merenderos y repartidores de viandas se concentraron en la plaza Independencia para manifestarse en reclamo de la implementación del ingreso básico transitorio de emergencia. En tiendas y puestos montados a lo largo de uno de los lados de la plaza se elaboraron almuerzos y cenas, que fueron distribuidos entre personas de la zona que se arrimaron con sus recipientes o se confeccionaron viandas para repartir.

En diálogo con la diaria, Fernando Macedo, representante del PIT-CNT en este grupo de organizaciones, dijo sobre las palabras del mandatario que las ollas populares y toda esa labor que vienen haciendo están en peligro. “Las ollas han bajado mucho porque no hay donaciones y también porque ha repuntado la cantidad de gente que está acudiendo, porque al principio eran trabajadores informales, pero ahora se han empezado a sumar trabajadores que han perdido su fuente de trabajo”, contó. Para el trabajador los pequeños comerciantes, que eran los que más colaboraban en los barrios con donaciones de alimentos, “ya no pueden colaborar más porque no les dan los números”. “Hay una problemática que se va agravando mes a mes, entonces consideramos que es bueno implementar la renta básica, y si no que nos den otra alternativa”, indicó.

La propuesta de implementar una renta básica temporal de emergencia fue presentada en marzo por el PIT-CNT, la Intersocial y diversos colectivos afectados por la emergencia sanitaria. Además, se propuso flexibilizar los vencimientos de las tarifas públicas, los tributos, los alquileres y las tarjetas de crédito, e implementar un control de precios de la canasta básica alimentaria y sanitaria.

Para Macedo, las ollas populares en algunos barrios donde “había mucha necesidad” sirvieron para alimentar a la población más vulnerable, pero de alguna manera también evitaron que surgieran focos de disturbios sociales. El problema es que ahora “la gente se está quedando sin trabajo, sin seguro de paro, y no tiene para comer” porque las ollas no están pudiendo responder como meses atrás.

A la espera

Sobre las 19.00, y cuando a la plaza se habían sumado representantes de sindicatos y organizaciones sociales, se leyó la carta dirigida a Lacalle Pou, que luego se entregó en la Torre Ejecutiva.

En la misiva, las organizaciones expresan que hay más de 300.000 familias “afectadas por la pandemia provocada por el covid-19 que son usuarias” de merenderos y ollas populares, y que “en su momento se llegó a tener 600 ollas en todo el país”. Sin embargo, a más de cuatro meses de la declaración de la emergencia sanitaria por parte del Poder Ejecutivo, las ollas populares y los merenderos “se encuentran en una situación crítica debido a la caída de las donaciones (único sustentos de las mismas) tanto de las grandes superficies, pequeños comerciantes, personas en particular, que fueron con sus aportes un apoyo fundamental”, ya que ahora “el efecto de la emergencia sanitaria” pasó a ser el de una “crisis económica”.

Para las organizaciones firmantes, cientos de ollas populares no sólo han sido fundamentales para alimentar a miles de personas, especialmente a niños, sino que también “pregonan la solidaridad y la docencia”. Señalan que si bien los distintos gobiernos “han trabajado para erradicar la pobreza estructural, así como bajar el número de trabajadores informales”, al día de hoy “se han sumado los que están en el seguro de desempleo y no saben si van a volver”, y esto “se ha ido agravando, ya que muchos uruguayos, mes a mes están perdiendo su puesto de trabajo”. “Los organismos del estado han trabajado (a nivel nacional y departamental), pero las necesidades son muchas y entendemos que ha sido insuficiente, y rápidamente esta crisis económica está pasando a ser crisis social”, atacando “al más vulnerable” y llevando “irreversiblemente a miles” de uruguayos “a la misera y exclusión”, expresan.

Macedo dijo a la diaria que ahora se mantendrá a la espera de la respuesta del mandatario.

Prioridad: niños

Las ollas populares han sido las más impactadas por la falta de suministros, pero además las organizaciones han decidido priorizar los merenderos para evitar que los niños pierdan lo que a veces “es su única alimentación diaria”, según explicó a la diaria Mariela, referente de una olla de la zona de Piedras Blancas. Sobre la problemática que están enfrentando por la falta de insumos, dijo que “muchas ollas dejaron de funcionar, otras están funcionando dos o tres veces por semana”, y que se está tratando de “no dejar los merenderos, por los niños”.

Según Mariela todas las donaciones de alimentos cayeron, pero para mantener los merenderos es indispensable “tener leche”, por lo que se les ocurrió comenzar a juntar los pocos alimentos que se donaban para la olla, armar una canasta y salir a rifarla entre los vecinos, pero en lugar de pedir dinero por los números “se pide un litro de leche”. “Así estamos pudiendo mantener los merenderos y seguir atendiendo la demanda de todos los niños”, afirmó.

Pescado frito

También en la plaza Independencia, desde las 10.30, los trabajadores del Sindicato Único Nacional de Trabajadores del Mar y Afines (SUNTMA) realizaron una fritada solidaria de pescado para recaudar finanzas y denunciar el intento de la Cámara Pesquera del Uruguay de reducir el personal de descarga de pescado fresco en el puerto. Hasta ahora son 13 los trabajadores destinados a esta tarea, que descargan cajas de 25 kilos de pescado, y según el SUNTMA se pretende reducir esa plantilla a ocho. “Los barcos de pesca nunca pararon, porque parece que la pandemia es la madre de todos los males. Van, vienen y exportaron lo mismo. Hay una diferencia de 100 toneladas entre el año pasado y este, pero hicimos el cálculo y es lo mismo porque el dólar ha subido entre 14 y 15 pesos más de lo que estaba. Es una excusa el tema de la pandemia”, dijo Roberto Cardozo, del SUNTMA, a Subrayado. Para el dirigente, además, se trata de un trabajo “esclavista” y no se pueden reducir puestos de trabajo. “Se carga entre 25 y 30 kilos, 25 kilos de pescado, tres kilos de hielo, más el envase plástico [...] hacerlo con cinco personas menos es antihumano”, concluyó.