En una entrevista que brindó este lunes a la revista Carta Capital, la ex presidenta brasileña Dilma Rousseff tildó de jueguito “aterrador” la creación de frentes democráticos que no están a favor de llevar adelante un juicio político contra el presidente Jair Bolsonaro. De acuerdo a la ex mandataria, derrocada en 2016 luego de un proceso de impeachment fogoneado por sectores políticos, mediáticos y empresariales brasileños, Bolsonaro se mantiene en el gobierno porque “la derecha todavía no encontró un reemplazante”.

La dirigente izquierdista dijo que ni el vicepresidente, Hamilton Mourão, ni el gobernador paulista, João Doria, ni el de Río de Janeiro, Wilson Witzel, son vistos con buenos ojos por la elite brasileña para aplicar su programa económico durante la actual pandemia de coronavirus. “Este jueguito de hablar de conformar un frente democrático sin la consigna ‘Fuera, Bolsonaro’ es aterrador. Quien no está dejando administrar esta crisis es el propio Bolsonaro, por más que él no haga nada. Ellos no tienen un nombre alternativo a Bolsonaro, no creo que Mourão lo sea. El riesgo que corren es que no pueden llevar adelante ni un tercio de su agenda sin Bolsonaro. Ese es su problema. Entonces, ¿quién puede gobernar? ¿Doria? ¿Witzel? Todo este proceso está generando un escenario insólito, que es un frente en favor de la democracia y que sostiene a Bolsonaro, algo que es imposible”, argumentó Rousseff.

La ex mandataria explicó que la llegada de Bolsonaro al poder se transformó en la imposibilidad del país de resistir a los tremendos efectos de la pandemia en Brasil. Según amplió Rouseeff, la situación actual es responsabilidad de la elite brasileña, que decidió apostar por la tutela de un cuadro de extrema derecha creyendo que moderaría su accionar al asumir el Ejecutivo. “Apostaron por Bolsonaro y creyeron que él sería moderado cuando llegara al poder. Pero Bolsonaro no tiene el chip de la moderación. En aquel momento nosotros sufrimos nuestra peor derrota política”, agregó la dirigente, quien, de todas maneras, considera que la izquierda tiene condiciones para volver a levantarse.

Rousseff piensa que la coyuntura actual, marcada por la tremenda crisis sanitaria, social y económica en que está sumido el país, solamente puede ser superada con una amplia política de inversiones en el plano social. Es por eso que la ex presidenta entiende que es necesario cortar el proceso “abrupto y violento” por el cual el país está ingresando en la “edad de la precarización”, promovida por la aprobación de medidas de desmantelamiento del Estado, como pueden ser los retrocesos en las legislaciones laborales.

Rousseff dijo que “el coronavirus constituye un genocidio por varios aspectos: en la salud, en la destrucción integral de la cadena productiva, en la pérdida abrupta de puestos de trabajo. Si Bolsonaro no mantiene el auxilio de emergencia de 600 reales al mes, vamos a tener una revuelta social. No hay manera de salir de la pandemia sin una política de gastos en la salud que mitigue el desastre en que está quedando la economía. No se puede suponer que [el ministro de Economía] Paulo Guedes va a conseguir sacar al país de este momento”, concluyó.

Paralelamente, y también analizando el actual momento del país, el vicepresidente, Hamilton Mourão, dijo que es válido que el gobierno haga alianzas con los partidos de centro, a fin de obtener apoyo en el Congreso y mantenerse en el poder. “Si no hay coalición, no se puede gobernar”, afirmó este lunes el número dos del Ejecutivo en una charla organizada por el banco Crédit Suisse, de acuerdo a lo que informó el diario O Globo.

Mourão explicó que el gobierno que integra empezó a gobernar con una “visión idílica” que lo mantuvo inmovilizado durante el primer año de gestión, pero que este año “se cambió de ruta” y se vio la necesidad de aumentar su base de apoyo en el Congreso. “Para ser sinceros, este gobierno empezó con una visión idílica, pensando que mediante las bancadas temáticas tendríamos un relacionamiento eficiente con el Congreso”, afirmó. “Pero el presidente estuvo 28 años en el Congreso y sabe cómo funcionan las cosas, entonces entendimos que debíamos tener una base más fuerte en el Parlamento”, agregó.

El general retirado explicó que, obviamente, a cambio de apoyo en el Congreso los partidos reclaman cargos. “Los partidos que quieren estar en el gobierno quieren participación, y se participa de esa forma, teniendo cargos. Se habla mucho sobre el presidencialismo de coalición, pero para mí decir ‘presidencialismo de coalición’ es un pleonasmo. Si no hay una coalición, el presidente no puede gobernar”, concluyó.