Las principales autoridades de Israel y Emiratos Árabes Unidos anunciaron este jueves que, con la mediación del gobierno estadounidense, llegaron a un acuerdo de paz que conducirá a la normalización total de las relaciones diplomáticas entre ambos países. Israel se comprometió a suspender sus planes de anexar algunas áreas del territorio palestino de Cisjordania, plan que de todas maneras sigue figurando en la agenda del primer ministro, Benjamin Netanyahu.
En un intento de capitalizar políticamente el acuerdo alcanzado, el presidente estadounidense, Donald Trump, calificó el acercamiento que su administración propició de “un gran avance” y describió en su cuenta de Twitter el paso dado por países de Medio Oriente como “acuerdo de paz histórico entre nuestros dos grandes amigos”. El acuerdo, que llegó luego de largas negociaciones, se selló en una llamada telefónica realizada este jueves entre Trump, Netanyahu y el jeque Mohammed bin Zayed, príncipe heredero de Abu Dhabi, capital de Emiratos Árabes Unidos.
Netanyahu dijo en un discurso emitido por la televisión israelí que el acuerdo “marca una nueva era en las relaciones de Israel con el mundo árabe” y que los dos países decidieron llevar adelante “una paz formal y plena”. De todas maneras, el líder del partido derechista Likud expresó que la anexión de territorios palestinos “todavía está sobre la mesa”. Dijo que “como resultado de este avance diplomático y a solicitud de Trump con el apoyo de Emiratos Árabes Unidos, Israel suspenderá la declaración de soberanía” sobre algunas áreas de Cisjordania.
Según informó el diario israelí Haaretz, una fuente política aseguró que la anexión todavía está en la agenda y que Israel está comprometido con ella. “La administración Trump pidió que pospusiéramos temporalmente la declaración [de soberanía sobre partes de Cisjordania] para lograr el inicio de este histórico acuerdo de paz con los Emiratos”, agregó la fuente citada.
Por su parte el embajador de Emiratos Árabes Unidos en Estados Unidos, Yousef al Otaiba, emitió un comunicado en el que calificó el acuerdo de “una victoria para la diplomacia y para la región” y “un avance significativo en las relaciones árabe-israelíes, que reduce las tensiones y crea una nueva energía para un cambio positivo”. El diplomático agregó que por el acuerdo alcanzado se “detiene inmediatamente la anexión y el potencial de una escalada violenta”. Destacó, por otra parte, que “mantiene la viabilidad de una solución de dos estados respaldada por la Liga Árabe y la comunidad internacional” y que “crea nuevas dinámicas y posibilidades en el proceso de paz”.
La declaración de Al Otaiba finaliza expresando: “Emiratos Árabes Unidos seguirá siendo un firme defensor del pueblo palestino, por su dignidad, sus derechos y su propio estado soberano. Deben beneficiarse de la normalización. Abogaremos enérgicamente por estos fines, ahora directamente y reforzado con incentivos más fuertes, opciones de políticas y herramientas diplomáticas”.
La noticia del acuerdo, como era de esperar, no cayó bien en el ambiente político palestino. En ese sentido, Hanan Ashrawi, una connotada integrante del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), condenó el acuerdo y sus términos mediante una publicación en su cuenta de Twitter. “Israel fue recompensado por no declarar abiertamente lo que le ha estado haciendo a Palestina de manera ilegal y persistente desde el comienzo de la ocupación”, escribió. Paralelamente, la emisora oficial Palestine TV informó que el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, convocó una reunión urgente de sus máximos dirigentes para discutir el acuerdo y determinar una posición al respecto.