Carolina Cosse no ha dejado prácticamente de hacer campaña política desde que renunció como ministra a principios de 2019. Pasaron las internas del Frente Amplio (FA), en las que perdió con Daniel Martínez, la elección nacional de octubre, y el balotaje; ahora llega el turno de las elecciones departamentales de Montevideo, que la tienen nuevamente como candidata. Pese a la agenda apretada y los minutos de retraso, dice estar adaptada a este rol más político que técnico o ejecutivo. Cosse dijo que no se visualiza como la figura más a la izquierda dentro de la oferta electoral del FA, y aseguró que no dejará de ser quien es “para ganar una elección”.
Lleva cerca de un año y medio en campaña. ¿Qué se cumplió y qué no de lo que pensaba en la previa sobre ser protagonista de una campaña política?
Hay un aspecto de la campaña que no me resulta desconocido: la parte de hacer política. Nosotros llevamos adelante una campaña de mucha elaboración y discusión de propuestas, y de probar esas propuestas con la gente, en los comités o reuniones, desde que arrancamos en las internas. También hay un tema de ajetreo que no me resulta extraño. Para lo que no estaba preparada fue lo que recibí de la gente: aprendí el afecto que se recibe, que tiene una oleada de responsabilidad. Las cosas –hasta de la vida personal– que te dicen las personas en la campaña es algo muy fuerte. Aprendí mucho mejor la importancia de la unidad del Frente Amplio, y al palpar eso sentí en mi persona la responsabilidad que significa cuidar la unidad, porque los frenteamplistas son profundamente unitarios, aun teniendo divergencias entre ellos.
¿Entiende que la actual campaña departamental se está encarando desde una visión más unitaria que la nacional del año pasado?
Lo que sí entendí es que a veces hay dos procesos que no deberían estar separados. Me parece que en algunos aspectos la gente, el conjunto de los frenteamplistas, avanza a una velocidad o profundidad mayor que la estructura política.
¿Ese sentido de la unidad tiene algo que ver con haber perdido el gobierno nacional?
Es muy probable, y está bien. Me parece un signo de madurez que frente a una derrota el conjunto frenteamplista de personas reaccione con unidad en vez de reaccionar buscando un culpable.
Algo que cambió de su candidatura el año pasado a la actual es que tiene el apoyo de otros sectores, como el Partido Socialista, el Partido Comunista, Casa Grande o el PVP. ¿Qué influyó más en ese cambio del mapa electoral: el “no “inicial de Martínez o la derrota de noviembre?
No sé. Daniel primero dijo que no, después que sí. Entonces eso puede haber influido. Nunca sabremos cómo habría sido la realidad en caso de que hubiera habido otro comportamiento. Realmente no lo sé, ni tampoco me parece que valga la pena ponerme a pensar en qué hubiera pasado... La historia no puede reescribirse.
¿Siente que es la candidata más a la izquierda dentro de la oferta electoral del Frente Amplio?
Yo me siento muy frenteamplista, pero no me siento ni más a la izquierda ni más a la derecha que nadie. Porque la izquierda en el Uruguay es a la uruguaya, la izquierda es todo el Frente Amplio, yo no puedo decir que hay un Frente Amplio de izquierda y un Frente Amplio de derecha porque sería absurdo. Yo soy frenteamplista, y en ese marco en mi vida he estado a veces de acuerdo con determinados grupos en determinadas posturas, a veces con otros, pero trato de mantener una independencia de criterios y analizar las cosas en base a evidencia.
¿Hubo algún tipo de fuego amigo entre los candidatos del Frente Amplio, como se denunció en los últimos días?
Si lo hubo lo repudio, y tengo la total tranquilidad de que nosotros no llevamos adelante esas prácticas. Así de tajante soy con eso.
Las encuestas marcan bastante paridad en la interna del Frente Amplio. ¿A qué diferencial va a buscar apostar en estas últimas semanas para captar votantes... tanto para convencer al frenteamplista como al indeciso de que la elijan a usted?
Lo primero que quiero es dar la tranquilidad de que yo no voy a ser quien no soy para ganar una elección. Para mí el programa es muy importante porque es un acto de transparencia del FA y un compromiso. Y lo que nosotros estamos planteando es que estamos en un momento histórico difícil de Uruguay, que va a impactar muy fuerte en Montevideo y ya lo está haciendo. En varias ollas populares se está terminando la comida porque el Estado se ha retirado como soporte, y ese soporte en otros tiempos lo llevó adelante el gobierno de Montevideo frenteamplista. Así como en esos momentos, tenemos que darnos cuenta del rol histórico de Montevideo para la izquierda, en términos de protección social, de apuesta a la ciencia, a la tecnología, a la innovación, a la generación de empleo joven, a la reconstrucción del tejido social. Eso es lo que estamos diciendo que vamos a hacer; el camino que proponemos es de un gobierno abierto donde la participación es central.
El año pasado tuvo como contrincante electoral a Luis Lacalle Pou y ahora a la candidata de la coalición multicolor Laura Raffo. ¿Ve similitudes en el modo de hacer campaña de uno y otro?
Sí. Mucho marketing y desacoplo de la realidad, sí.
¿Cree que hay una búsqueda de potenciar desde el gobierno la figura de la candidata de la coalición?
Espero que no porque estarían incurriendo en una inconstitucionalidad flagrante, y eso nos haría mal a todos, a los valores republicanos del Uruguay. De la estrategia que quiera seguir Raffo se hará cargo ella.
El presidente Lacalle Pou, tras un pedido de Álvaro Villar, les planteó recibir a los tres candidatos del Frente Amplio conjuntamente. ¿Fue una jugada de estrategia política para embretar al Frente Amplio?
La verdad que no lo sé. Quiero dejar claro que tengo la mejor opinión de Álvaro [Villar] y que estoy segura que el planteo lo hizo de buena fe. Lo que pasa que para los frenteamplistas no es una gran tragedia revisar una iniciativa o una decisión. No se termina el mundo, somos una fuerza que discute y no hace de la discusión un tabú. Así que después lo que reflexionamos en conjunto es que estaríamos validando que el presidente interviniera en la campaña electoral y eso es inconstitucional, no podemos validarlo. Otra cosa es el diálogo: si yo soy intendenta al minuto voy a estar pidiendo una cantidad de reuniones con el presidente.
¿Compartió la decisión que se tomó sobre no aceptar un debate? Porque hubo críticas posteriores de dirigentes del FA.
Tenemos que elegir las discusiones en el FA. Estamos frente a una situación con más de 140.000 personas en seguro de paro, decenas de miles de personas que en el marco de un cierto desaliento ni siquiera están buscando trabajo, pérdida de poder adquisitivo, suba de las tarifas, y nos vamos a desgastar en seguir discutiendo “debate sí o no”. Tenemos que hablar de las cosas que tenemos que hablar. Lo que preacordamos con los otros dos candidatos y con [Javier] Miranda y [Rafael] Michelini fue que en este marco, donde se estaba fabricando una dicotomía “debate sí o no”, cierta falsa polarización, nosotros íbamos a soltar la cuerda y que se quedaran discutiendo solos básicamente.
Si nos situamos en 2025, ¿si cumpliera cuáles prioridades usted quedaría conforme con su gestión al frente de la Intendencia?
Limpieza primero, y lograr que la actividad de Montevideo tenga incidencia en el trabajo. También me gustaría aportar profundamente en la autonomía económica de las mujeres. Estamos ante una pandemia silenciosa, la de los femicidios y la violencia de género, y realmente quisiera dejar una costumbre en los montevideanos y montevideanas de estar atentos a generar oportunidades para que las mujeres puedan ser autónomas económicamente.
¿Cómo ve el punto de partida actual y cuáles son los planes de acción en limpieza?
Tenemos el programa que es la dirección y lo que mi candidatura viene a proponer es un camino para llegar a esa dirección, un encare diferente en el sentido de gobernar basándonos en evidencia. El primer tema para eso es un diagnóstico permanente, ayudarnos de la tecnología para tener rápidamente en el celular, a un golpe de vista, una foto de distintas situaciones de limpieza: contenedores desbordados, basurales y más, que sea fácil de ver. Y en función de eso desplegar acciones de gestión, medir y trabajar en conjunto con los distintos barrios caminos de construcción cultural. Esto último no es solo con la limpieza, implica fundamentalmente poner el centro en el ser humano de una construcción cultural sustentable, y alrededor del ser humano los temas de medio ambiente, de salud, de limpieza. Tratar de construir una responsabilidad compartida por todo el barrio, para que la limpieza no sea tema solo de algunos vecinos, y mi experiencia en el trabajo con la ciudad es que si hay apropiación sale todo bien. Hicimos eso con el Antel Arena. Apenas empezaba el proyecto, recorrimos el lugar, tuvimos reuniones con los almacenes, las escuelas, los clubes de barrio, y contamos cómo lo íbamos a hacer y permitir la participación de la gente en el proyecto.
Habló de temas vinculados al trabajo y al empoderamiento de la mujer, ¿cómo se congenian esas propuestas que se ven como más de un gobierno nacional con una gestión departamental?
Lo que pasa que Montevideo no está en una isla, y si nosotros vamos a llevar adelante un gobierno abierto donde la participación es clave, pensando que nos arreglamos solos estamos en el horno. Montevideo está en un país que está en un mundo y que tenemos una realidad histórica. Entonces hay que pensar desde la gestión la actividad del gobierno de Montevideo para que podamos, por ejemplo, llevar adelante programas de capacitación para mujeres que salen de problemas de violencia de género y puedan tener oportunidades de trabajo en cuestiones que hace la Intendencia. Tenemos que estar obsesionados con generar trabajo, y premiar con las compras públicas la fabricación nacional, o puntuar con cuestiones que pesen las políticas de género o los aportes al medio ambiente. Son cosas nuevas pero hay que hacerlas.
¿Es real el poder que se le adjudica en el imaginario colectivo a Adeom dentro de la Intendencia?
El mayor poder lo tiene la ciudadanía, que es la que va a elegir el gobierno de Montevideo y es nuestra mayor responsabilidad. Con el sindicato siempre voy a dialogar, nunca voy a ser yo el problema para el diálogo, y siempre voy a ser transparente. Veremos...
Por lo que ha visto de las últimas administraciones, ¿cómo evalúa la relación del Frente Amplio con Adeom?
No ha sido la mejor, tendríamos que ir hacia una relación un poco más civilizada, con mucha transparencia, mucha comunicación.
¿Cuando dice que no ha sido la más civilizada pone el foco en la administración o en el sindicato?
No sé, es lo que se ve de afuera, que ha sido algo problemático. No tengo elementos ni serviría para nada pensar la culpa de quién es, la solución es siempre dialogar y ser claros. Dialogar no es decir que sí a todo, sino hablar con elementos y fundamentos, dividir los temas. A veces si uno quiere sacar 20 temas al mismo tiempo no se puede, hay que poner una hoja de ruta, una agenda de conversaciones con el sindicato. Me parece que hay que bajar la pelota al piso por ahí.
Pasando a temas de política nacional. ¿Cómo ve la estrategia del gobierno para Antel y en materia de telecomunicaciones?
Hay una cantidad de gestos que preocupan. Hubo dos artículos en la Ley de Urgente Consideración que atacaban la base de Antel y la inversión que se hizo, que fue de todos los uruguayos, porque la gracia que lo haga Antel es que [la conexión a Internet] llegue a todas las escuelas públicas y centros educativos, no importa dónde estén. También [que exista] un programa que atienda a más de 120.000 hogares con Internet sin costo, esa es la importancia que sea pública, estatal y eficiente. Logramos que esos artículos desaparecieran pero eso está en el pensamiento del gobierno; alguien los escribió. Y después preocupa la nueva versión de la Ley de Medios que verdaderamente todo lo que son obligaciones de los medios desaparecen y lo que tiene que ver con alguna mínima responsabilidad se minimiza, como las multas. Además, aparece un artículo de vuelta que propone abrir Internet (a las operadoras privadas). Realmente me parece que le están haciendo un mal al país, me parece que la estrategia es un tiro en el pie.
En ese marco, ¿cómo ve que el Frente Amplio no tenga un director en funciones en Antel?
Lo veo muy mal, eso debería acelerarse.
¿Se debería plantear un nombre alternativo al de Nicolás Cendoya?
Yo soy muy respetuosa de eso, porque creo que Cendoya es una muy buena persona y es el nombre que puso el MPP. Por lo tanto, es el MPP quien tiene la bolilla en esa movida. No me voy a poner a discutir si él sí o no. Lo que sí me parece es que habría que avanzar.