Al menos 16 funcionarios del puerto de Beirut, además de autoridades aduaneras libanesas, fueron detenidos como parte de la investigación sobre la terrible explosión ocurrida el martes en un depósito con más de 2.700 toneladas de nitrato de amonio, que causó la muerte de al menos 157 personas y heridas de diversa gravedad a más de 5.000 personas, además de provocar enormes daños materiales en vastas zonas de la ciudad.

Entre los detenidos se encuentran funcionarios “del consejo de administración del puerto de Beirut y de la administración de aduanas, y responsables de trabajos de mantenimiento y de los [obreros] que realizaron trabajos en el hangar” donde se almacenaba el compuesto que originó la tragedia, precisó el fiscal militar Fadi Akiki en un comunicado consignado por AFP.

En el comunicado no se especificó la identidad de las personas que son objeto de la investigación; tampoco la fecha en que se las detuvo ni las acusaciones que existen en su contra.

Según las autoridades, la enorme explosión se originó en el depósito donde se guardaban más de 2.700 toneladas de nitrato de amonio desde hace seis años “sin medidas de precaución”, según expresó el primer ministro Hassan Diab.

Las autoridades portuarias, los servicios de aduanas y algunos servicios de seguridad, así como integrantes del Poder Judicial, tenían plena conciencia de la peligrosidad de la sustancia que estaba almacenada desde 2014, pero se atribuyen mutuamente la responsabilidad.

En junio de 2019, luego de reiteradas quejas sobre olores desagradables que emanaban del lugar donde estaba guardado el nitrato de amonio, se realizó una investigación y se determinó que había “materiales peligrosos que debían trasladarse” y que las paredes del depósito estaban dañadas.

La dirección del puerto, que estaba al corriente del carácter peligroso de los productos, envió hace pocos días a obreros para cerrar las grietas del lugar de almacenamiento y, según afirmaron fuentes de seguridad libanesas, estas obras habrían sido el origen de la explosión.

Pero mientras se investiga, la tragedia ya está impactando a Beirut y a todo el país en varios niveles.

En la ciudad, 300.000 personas se quedaron sin casa, al tiempo que las tareas de rescate continúan, en medio de un panorama dantesco en varios barrios que quedaron reducidos a escombros. Mientras la ayuda llega desde numerosos países del mundo, el presidente francés, Emmanuel Macron, fue la primera autoridad extranjera en hacerse presente en Beirut, donde se entrevistó con las máximas autoridades de Líbano y recorrió las zonas más afectadas por la explosión.

Tras el final de la Primera Guerra Mundial y la caída del Imperio Otomano, del cual formaba parte, el territorio libanés pasó a ser un protectorado francés, condición en la que permaneció hasta 1946, por lo cual los lazos entre ambos países son muy profundos.

Además de ver de primera mano los cuantiosos daños materiales, Macron sintió de cerca la indignación de los libaneses, que acompañaron el recorrido del mandatario, a quien recibieron de buena manera: le realizaron varios reclamos, pero básicamente repudiaron a las autoridades del país, a las que acusan de corrupción y de haber generado la enorme crisis económica que la nación árabe ya venía afrontando desde antes de la tragedia del martes.

En declaraciones recogidas por agencias internacionales, Macron dijo que planteará a las autoridades de Líbano “un nuevo pacto político” para “cambiar el sistema, terminar con las divisiones y luchar contra la corrupción”. El mandatario europeo dijo que en este momento existe “una oportunidad para tener un diálogo franco y desafiante con las autoridades políticas y las instituciones”.

Macron dijo además que Francia coordinará la llegada de ayuda a Beirut, pero advirtió que “si no se hacen reformas, Líbano se seguirá hundiendo”.