Un informe del Comité de Inteligencia del Senado estadounidense revelado este martes aportó nuevos datos sobre la relación del presidente Donald Trump con las altas esferas del Kremlin y cómo desde allí se contribuyó para que el político republicano se impusiera en las elecciones que se celebraron en 2016.

El texto elaborado por legisladores demócratas y republicanos presenta, según informaron medios estadounidenses, una impresionante red de contactos entre Trump, sus principales asesores electorales y funcionarios del gobierno ruso en los meses previos a las elecciones en las que el magnate se impuso sobre Hillary Clinton.

Específicamente la investigación legislativa identifica a Konstantin Kilimnik como un oficial de inteligencia ruso empleado por el GRU, la agencia de inteligencia militar rusa. En el texto se presentan pruebas que vinculan a Kilimnik con la piratería y el vertido de correos electrónicos del Partido Demócrata por parte del GRU.

Kilimnik trabajó durante más de una década en Ucrania con Paul Manafort, quien en 2016 fue director de campaña de Trump. En el marco de la campaña electoral, Manafort se reunió con Kilimnik y analizó la manera en que Trump podría vencer a Hillary Clinton y le dio al espía ruso datos de encuestas internas.

El informe califica a Kilimnik como parte de “un cuadro de individuos que aparentemente operan fuera del gobierno ruso pero que, no obstante, implementan operaciones de influencia dirigidas por el Kremlin”. Agrega que varios oligarcas afines al gobierno de Vladimir Putin financian estas operaciones, en forma conjunta con el Kremlin.

Según consignó AFP, el comité del Senado llegó a buena parte de las conclusiones de la investigación del fiscal especial del Departamento de Justicia, Robert Mueller, quien registró numerosos contactos entre la campaña de Trump y Rusia, pero sin pruebas para imponer cargos por delitos contra el mandatario.

Manafort, en cambio, fue investigado por Mueller, y finalmente condenado por múltiples cargos de fraude fiscal y bancario y lavado de dinero relacionados con negocios en Ucrania. Sin embargo, ninguno de esos cargos tuvo relación con la campaña de Trump.

El año pasado Manafort, de 71 años, fue condenado a siete años y medio de cárcel, pero en mayo pasado se le concedió el beneficio de la prisión domiciliaria en virtud del coronavirus.