El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo este lunes durante una conferencia de prensa virtual que, más allá de los cientos de estudios que se están llevando adelante en diferentes partes del mundo en procura de obtener una vacuna efectiva contra el nuevo coronavirus, no es seguro que esta vaya a ser efectiva.
En total, son 177 las investigaciones que se están realizando en este momento, pero únicamente cinco de ellas se encuentran en la fase 3, es decir, que se está vacunando a personas a gran escala. Al respecto, el inmunólogo etíope expresó: “Todos esperamos tener una buena cantidad de vacunas que nos ayuden a prevenir la infección. Sin embargo, no hay una bala de plata en este momento, y quizás nunca haya una cura”. Considera que lo importante es que, más allá de lo que suceda en los próximos meses o años respecto del coronavirus, “la situación sigue estando en nuestras manos”. Esto se debe, según al jerarca, a que, si bien por ahora no hay una respuesta global a la pandemia, una eventual vacuna puede servir para prevenir contagios y ayudar a controlar la situación. Por eso la OMS llamó una vez más a los gobiernos a tomar las medidas necesarias para evitar que las cifras de contagios sigan en aumento.
Pocas certezas
Ni las enormes cifras de dinero que las mayores potencias económicas del mundo están destinando a la obtención de una vacuna contra el coronavirus ni los plazos que se manejan para su logro necesariamente aseguran que esto vaya a suceder. Son plenamente conscientes de esto los laboratorios que están investigando, porque en muchos casos la obtención de una vacuna no significa necesariamente que esta sea segura y eficiente.
La Administración de Medicamentos y Alimentos estadounidense (FDA, por sus siglas en inglés) dijo que para que se apruebe una vacuna se requerirá una eficacia de al menos 50% en prevenir la enfermedad o reducir su virulencia. En las vacunas viejas que se utilizan con más frecuencia en los sistemas mundiales de salud la eficacia ronda el 100%. De acuerdo con lo que consignó una nota reciente del diario barcelonés La Vanguardia, directivos de la industria farmacéutica expresaron que lógicamente las autoridades sanitarias siempre exigieron más seguridad y eficiencia a las vacunas que a los medicamentos, porque las primeras se aplican sobre personas sanas.
El de la seguridad es un punto determinante, y sin el apoyo de los gobiernos sería imposible sacar una vacuna al mercado con el conocimiento parcial que se tiene sobre el virus, así como sobre los efectos que produciría la vacunación.
Por ello, los acuerdos de suministro que los fabricantes alcanzaron con los gobiernos incluyen que estos asumirán las indemnizaciones en caso de futuras demandas por los posibles efectos secundarios de la vacuna. “Esta es una situación única, en la que una compañía simplemente no puede asumir el riesgo de que, por ejemplo, en cuatro años la vacuna muestre haber tenido efectos secundarios”, señaló Ruud Dobber, directivo de AstraZeneca, uno de los laboratorios que se encuentran en la fase 3 de los ensayos de la vacuna contra el coronavirus. Dijo además que “la mayoría de los países consideran aceptable asumir ese riesgo ellos mismos, porque es de interés nacional” acelerar la vacunación.
Por otra parte, aún no está claro ni siquiera que el actual coronavirus reúna las condiciones para ser objeto de una vacuna: algunos estudios señalan que los anticuerpos del virus desaparecen rápidamente en las personas que padecen la enfermedad de forma leve, y las autoridades sanitarias suecas consideran inmunizadas únicamente a las personas que tuvieron el virus durante los últimos seis meses.
La pérdida rápida de los anticuerpos haría inviable la vacunación, o al menos una vacunación de una única dosis. En el mejor de los casos, la del coronavirus podría ser una vacuna como la de la gripe, que se tiene que dar cada cierto tiempo, una característica que la volvería muy rentable para los laboratorios, pero no para los estados.
Anthony Fauci, uno de los referentes más importantes de Estados Unidos en el combate al coronavirus, admitió que la protección que podrá dar una eventual vacuna contra el coronavirus “será finita”. Con la vacuna, dijo, “podemos asumir que conseguiremos protección al menos para poder sobrellevar este ciclo” de la pandemia.