En una entrevista con la cadena pública televisiva Rossiya 24, el presidente ruso Vladimir Putin se refirió por primera vez a la crisis política que se vive en Bielorrusia, país al que se refirió como “muy cercano”, y planteó que la posibilidad de que fuerzas de seguridad rusas vayan a la vecina nación está sobre la mesa.
El jefe de Estado ruso expresó este jueves que Aleksandr Lukashenko le pidió “formar un contingente de miembros de fuerzas del orden. Y lo hice. Pero no será utilizado mientras la situación no se descontrole”, dijo.
El mandatario ruso de 67 años relató que su par bielorruso le pidió ayuda luego de que comenzaran las protestas masivas, producidas tras los comicios presidenciales celebrados el 9 de agosto, en los que, de acuerdo a las autoridades electorales bielorrusas, Lukashenko se impuso con más de 80% de los votos, algo que se niega desde la oposición, donde se reitera el carácter fraudulento de los comicios.
Putin dijo que Lukashenko le planteó que “le gustaría que le ofreciéramos ayuda, en caso de necesidad. Yo le dije que Rusia cumplirá con sus obligaciones”, dijo. El jefe del Kremlin admitió que Rusia tiene “obligaciones” con su vecino país en el marco de acuerdos y tratados multilaterales –la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), el brazo armado del espacio postsoviético– y bilaterales, entre los que mencionó la Unión Estatal ruso-bielorrusa, acuerdo que Lukashenko, quien ocupa la presidencia de su país desde 1994, se negó a firmar el año pasado.
“No hay necesidad de ocultar nada. Allí está así escrito”, agregó Putin. La Unión Estatal incluye una política de defensa común y la obligación de defender “la integridad y la inviolabilidad del territorio de la Unión”.
En cuanto al OTCS –en el que además de los estados ruso y bielorruso están Armenia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán–, Rusia podría intervenir militarmente en Bielorrusia únicamente si Minsk lo solicita en caso de una “agresión exterior”.
“Hay problemas, por supuesto, si no la gente no saldría a la calle, eso es algo totalmente evidente”, comentó Putin. “A nosotros no nos es indiferente lo que pasa allí. Es un país muy cercano, puede ser que sea el país más cercano para nosotros”, aseguró Putin, quien remarcó que, pese a esta estrecha relación, Rusia viene teniendo una conducta más “moderada” y “neutral” que las potencias occidentales, a las que acusó de intentar influir en la vida política bielorrusa.
En su declaración, Putin indicó que las fuerzas de seguridad rusas no serán desplegadas en Bielorrusia a menos que “elementos extremistas” promuevan desórdenes e intenten tomar edificios públicos, por ejemplo. “En la conversación llegamos a la conclusión de que por ahora no hay necesidad, y espero que no la haya. Y por eso esa reserva no la utilizamos”, precisó, al opinar que la situación en Bielorrusia tiende a normalizarse.
La oposición, como se dijo, encabezada por Svetlana Tijanóvskaya, rechazó los resultados del 9 de agosto y desde entonces llamó a la población a exigir un nuevo proceso de elecciones “limpio y transparente”. Svetlana Tijanóvskaya, de 37 años, que luego de las elecciones se exilió en Lituania por temor a ser detenida por las fuerzas de seguridad bielorrusas, algo que le pasó a su marido, el también dirigente opositor Serguéi Tijanovski, dijo el miércoles durante una entrevista con la cadena alemana Deutsche Welle que habló con jefes de Estado de muchas potencias occidentales y que, llegado el caso, también encontraría las palabras adecuadas para “hablar con Putin”.
La comunidad internacional, empezando por la Unión Europea y Estados Unidos, también desconoce los resultados electorales, y por ello viene presionando para lograr que Lukashenko acceda a realizar nuevas elecciones.
Diversos tipos de manifestaciones tienen lugar a diario en Bielorrusia en apoyo al llamado de la oposición. El miércoles la periodista y escritora bielorrusa Svetlana Alexiévich, premio nobel de literatura en 2015, pidió la mediación del jefe del Kremlin. “Lukashenko sólo habla con Putin; necesitamos que hable con el pueblo”, pidió la intelectual de 72 años de edad. “Quizás el mundo nos pueda ayudar para que Lukashenko negocie con alguien, necesitamos que el mundo ayude, quizás Rusia”, afirmó Alexiévich, quien está siendo investigada por la Justicia bielorrusa por formar parte del Consejo de Coordinación, entidad opositora que, según la fiscalía, pretende tomar el poder en forma ilegal.