La Policía de Líbano recurrió a gases lacrimógenos para dispersar a cientos de manifestantes que, en la noche de este domingo, causaban disturbios en la zona en la que se ubican varias sedes departamentales. Algunos bloqueaban una calle, otros tiraban objetos contra el Parlamento, un tercer grupo generó un incendio cerca del lugar, y también hubo quienes ingresaron a la fuerza en las oficinas de dos ministerios.

La del domingo fue la segunda jornada de protestas contra el gobierno después de la devastadora explosión que ocurrió la semana pasada en el puerto, que destruyó barrios enteros y dejó decenas de muertes, centenares de desaparecidos y miles de personas sin vivienda. Las primeras investigaciones revelaron que las autoridades portuarias y de aduanas estaban al tanto de que en el puerto había, hacía seis años, toneladas de nitrato de amonio, que fueron las que causaron la explosión, pero se responsabilizan mutuamente por no haberlas retirado del lugar.

El Ejército dio por terminada, este domingo, la primera fase de rescate sin haber encontrado sobrevivientes entre las cenizas; a partir de ahora se buscará recuperar restos para identificarlos y entregarlos a los familiares. Las cifras oficiales, hasta ahora, indican que hay 158 muertos, 60 desaparecidos y unos 6.000 heridos.

Líbano viene atravesando meses de colapso económico, en una situación que ya era la peor recordada en décadas cuando fue agravada por la llegada de la pandemia del coronavirus. La explosión encendió movilizaciones contra el gobierno en reclamo de que se asuman las responsabilidades, primero de forma espontánea y, el sábado, de manera organizada. Ese día fueron miles las personas que se volcaron a las calles del centro de Beirut exigiendo la renuncia de todo el Poder Ejecutivo. Prácticamente desde un comienzo se convirtieron en protestas violentas, con extensos enfrentamientos entre distintos grupos de manifestantes y policías, irrupción en sedes ministeriales y saqueos e incendios en locales comerciales. El saldo fue de un policía fallecido –“atacado por varios alborotadores asesinos”, según las fuerzas de seguridad– y 425 heridos –175 policías o militares y 250 manifestantes–.

El reclamado camino de las reformas

En un tono más moderado, varios países europeos, Estados Unidos y organismos internacionales también pidieron reformas en Líbano desde que el jueves lo hiciera, en primer lugar, el presidente francés, Emmanuel Macron, quien visitó Beirut. Uno de los últimos pronunciamientos fue el del Fondo Monetario Internacional, cuya directora general, Kristalina Georgieva, advirtió el domingo que no se brindarán préstamos al país mientras no se concreten varias reformas, que enumeró, dirigidas a aumentar los controles del sistema financiero y restablecer el equilibrio de las cuentas públicas.

“Líbano ha estado luchando ante retos profundos económicos y sociales, agravados por la pandemia, pero incluso más por la falta de voluntad política en adoptar y aplicar reformas significativas”, aseguró Georgieva.

Los pronunciamientos y los reclamos de este tipo se reiteraron este domingo en la videoconferencia internacional para reunir fondos para la reconstrucción de las zonas afectadas por la explosión. De acuerdo con los primeros cálculos de las Naciones Unidas, serán necesarios para gastos urgentes unos 120 millones de dólares. Los distintos países reunieron más del doble de esa cifra, 300 millones de dólares. Macron dijo en el encuentro virtual que ese dinero incluye “un apoyo a una investigación imparcial, creíble e independiente sobre las causas de la catástrofe”. “Es una petición fuerte y legítima del pueblo libanés. Es una cuestión de confianza”, añadió.

La reacción de los políticos libaneses

Tanto el gobierno como la oposición se negaron a aceptar la participación de expertos internacionales en la investigación de la explosión del martes por la noche. Ante los reclamos y la falta de respuesta por parte del gobierno, este fin de semana renunciaron la ministra de Información y el ministro de Medio Ambiente.

Previamente, el sábado, el primer ministro, Hassan Diab, anunció que presentará una propuesta para celebrar elecciones anticipadas, porque sólo estas “pueden permitir la salida de la crisis estructural” que atraviesa el país. “Pido a los partidos políticos que lleguen a un acuerdo”, dijo en un discurso televisado en el que también planteó que se mantendrá en el cargo durante un máximo de dos meses si no se concreta la convocatoria.

Sin embargo, Diab no es un referente político en Líbano: asumió el cargo en enero, dos meses después de que se viera obligado a renunciar Saad Hariri, líder del Movimiento del Futuro, que es uno de los partidos más importantes del país, junto al de Hezbolá.