La localidad de Kenosha, situada en el estado de Wisconsin y en la que viven aproximadamente 170.000 habitantes, está en el centro de la atención mediática desde el domingo, día en que Jacob Blake, un ciudadano negro de 29 años, fue baleado por la espalda por policías blancos.

El ataque a Blake fue grabado y difundido por una persona que lo vio desde su casa, lo que motivó una enorme reacción en la ciudad. Este miércoles, en la que fue su primera reacción luego del incidente, que está siendo investigado por la Justicia, el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció en su cuenta de Twitter que enviará a Kenosha refuerzos policiales y a la Guardia Nacional para detener los “saqueos” y la “anarquía”. “No toleraremos saqueos, incendios provocados, violencia y anarquía en las calles estadounidenses”, dijo el presidente, quien no hizo referencia a Blake, cuya vida no corre peligro, aunque por la entidad de las heridas sufridas se presume que tendrá graves secuelas.

El mandatario, que por estas horas está enfrascado en la convención del Partido Republicano con vistas a las elecciones de noviembre, en las que pretende ser reelecto, tampoco hizo alusión alguna a las dos personas que fueron asesinadas en la madrugada del miércoles en Kenosha durante las protestas. Al parecer, los fallecidos habrían sido víctimas de un grupo de patrullas civiles que recorren la ciudad desde que comenzaron los incidentes. Según informó la Policía, un joven de 17 años fue arrestado este miércoles por haber estado presuntamente implicado en los asesinatos. De acuerdo con lo que consignaron medios estadounidenses, la imagen del detenido, llamado Kyle Rittenhouse, quedó grabada en videos portando un fusil y disparando hacia a la multitud.

Según se informó, las protestas que tuvieron lugar en la tarde del martes en el centro de Kenosha comenzaron siendo pacíficas, pero luego el tono fue cambiando. Los manifestantes lanzaron botellas, piedras y otros artefactos contra las fuerzas de seguridad locales, reforzadas por la guardia nacional y por policías venidos desde localidades cercanas. Los agentes respondieron con gases lacrimógenos y balas de goma, tras advertir a los manifestantes que estaban violando el toque de queda marcado para las 20.00, pero los movilizados no se detuvieron y la violencia se extendió por varias zonas de la ciudad. Uno de los puntos a los que se dirigieron los manifestantes fue una estación de servicio, donde apareció un grupo de milicianos armados y portando chalecos antibalas. Entrada la noche, comenzaron a oírse detonaciones de armas de fuego. Videos colgados en las redes sociales muestran escenas caóticas de la confrontación entre los manifestantes y los milicianos. En las imágenes se puede ver a una de las presuntas víctimas fatales, un joven blanco, recibiendo asistencia tras, en apariencia, haber recibido un disparo en la cabeza. En otro se ve a otro hombre con el brazo herido por un supuesto impacto de bala.