Hasta último momento, el gobierno de Aleksandr Lukashenko, que está en el poder desde 1994, ha mantenido en secreto la fecha y la hora de la ceremonia oficial en la que asumiría por sexta vez consecutiva la presidencia de Bielorrusia.
La portavoz de Lukashenko, Natalia Eismont, dijo este miércoles que esos datos se conocerían más cerca del momento de la asunción, informó la agencia Efe. Pero poco más tarde, el presidente fue investido frente a cientos de legisladores y funcionarios del Ejecutivo, sin haber anunciado previamente la ceremonia ni transmitirla por televisión, como es habitual.
Desde las elecciones del 9 de agosto se mantienen las protestas contra el gobierno bielorruso, al que la oposición acusa de fraude electoral y represión de los manifestantes. La dirigente opositora Svetlana Tijanóvskaya acusó al gobernante de tratar de “llevar a cabo su investidura ocultándola del pueblo”, y calificó la ceremonia de “farsa”.
Otros líderes opositores convocaron protestas por tiempo indefinido contra el gobernante, y la jornada terminó con más de 145 detenidos en manifestaciones de miles de personas, que fueron dispersadas por las fuerzas de seguridad con chorros de agua y gases lacrimógenos en las principales ciudades del país.