El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, comunicó una vez más que su gobierno no intervendrá en los precios de varios productos de la canasta básica, que tuvieron un fuerte incremento en los últimos días. Este miércoles, en su habitual ida y vuelta con simpatizantes en las puertas del Palacio de la Alvorada, el mandatario comentó, de acuerdo a lo que consignaron medios locales: “Subió el precio de los huevos también, ¿no? Es la ley de la oferta y la demanda. Lo mismo pasa con el arroz, pero eso va a cambiar porque a partir de diciembre va a haber una cosecha grande de arroz y se va a normalizar el precio. Lo que yo no puedo es empezar a interferir en el mercado”.

Inmediatamente el ex capitán ultraderechista agregó, según informó el portal Carta Capital, que si su gobierno interfiriera en la economía “los insumos desaparecerían de las góndolas, lo que sería mucho peor”.

El gobierno descartó un posible desabastecimiento en el mercado interno de arroz y confía en la próxima cosecha, que se prevé que tendrá una producción de 12 millones de toneladas, un incremento de 7,2% respecto de la actual, según lo que informó la agencia de noticias AFP. De acuerdo con el Ministerio de Agricultura, la próxima cosecha, que comenzará a ser comercializada en marzo, generará un descenso en el precio del arroz, un alimento indispensable en la dieta de los brasileños, que en promedio consumen anualmente 34 kilos por persona.

El tema del alza de los precios también había sido comentado el martes por el ministro de Economía, el ultraliberal Paulo Guedes, quien echó mano de los mismos argumentos que Bolsonaro y dijo que lo que se estaba produciendo era “un aumento de la demanda”. Según expresó Guedes, lo que está pasando es una buena señal, porque los precios que están subiendo son los de aquellos productos que son consumidos por la población más pobre, y eso se debe al impacto que ha tenido en ese sector de la población el auxilio de emergencia que brinda el gobierno en este momento, en el que en el marco de la pandemia de coronavirus la situación económica en el país es muy mala.

De acuerdo a un informe publicado en el comienzo de esta semana por el Instituto de Investigación de Economía Aplicada, el escenario inflacionario de agosto estuvo marcado en forma determinante por un mayor incremento en los precios, en particular para la población con más bajos ingresos, en comparación con lo que ocurre en el segmento más rico de la población.

Según las cifras de este estudio, mientras las familias más pobres registraron una suba en la inflación de 0,38%, en el segmento más rico, este aumento fue de sólo 0,1%. La explicación se debe al alza de los precios de los alimentos, que tienen una alta incidencia en la canasta familiar de consumo de las familias con menores ingresos. Por ejemplo, el subgrupo de alimentos y bebidas influyó en el aumento de 0,2% de la inflación entre los más pobres, contra 0,05% entre los más ricos.

La mayor parte del aumento de los precios recayó en lo que va de 2020 en productos tales como el arroz (19,2%), los porotos (35,9%), la leche (23%) y los huevos (7,1%). También se registraron fuertes incrementos en los precios de productos de origen animal, como la carne vacuna, que aumentó 38%, la de pollo y la porcina, que subieron 19,4% entre setiembre del año pasado y agosto de este año, según mostró un estudio realizado por la Fundación Getúlio Vargas consignado por AFP.

Según explicaron expertos, la fuerte suba en los precios se debió a la creciente demanda de compradores extranjeros, especialmente China, en un contexto de depreciación del real frente al dólar (-36% en un año), en el marco de la confrontación comercial con Estados Unidos que lleva a que la nación asiática haya incrementado sus compras a Brasil. Según el estudio de la Fundación Getúlio Vargas, la fuerte demanda externa redujo la oferta de estos alimentos en el mercado local debido a que los agricultores, por razones económicas, optan por vender el producto en lugar de volcarlo al mercado interno. Por ejemplo, las exportaciones a China de soja producida en tierras brasileñas aumentaron 29,5% entre enero y agosto en comparación con el mismo período del año pasado, según datos del Ministerio de Economía.