La caída que experimentó el producto interno bruto (PIB) de Brasil en el segundo trimestre de 2020 fue la mayor desde que el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística comenzó a registrar esos datos, en 1996.

En medio de la pandemia de coronavirus, el PIB cayó 9,7% respecto del primer trimestre del año, y 11,4% comparado con el segundo trimestre de 2019. Los dos porcentajes marcan un récord para el país, de acuerdo a lo que informó Agencia Brasil.

Con dos trimestres consecutivos en caída, Brasil se encuentra técnicamente en recesión. Para el primer trimestre, los números del instituto estatal indicaban una baja de 1,5% respecto de los últimos tres meses de 2019, pero esos datos fueron revisados y se informó que la caída había sido más profunda: 2,5%.

El ministro de Economía, Paulo Guedes, trató de quitar importancia a estas cifras. Dijo que el punto más bajo se situó en abril, y que desde entonces la situación comenzó a revertirse. Comparó los datos difundidos este martes con “el sonido de un rayo que cayó en abril” y que se escucha tiempo después, y dijo que la información conocida corresponde a “un pasado distante”.

Guedes insistió en que Brasil “ya está volviendo a crecer”, que ya hay indicios de recuperación, y que con las medidas que tomó el gobierno se logró “crear una vuelta en V” en la gráfica. Su cartera, además, manifestó mediante un comunicado que la baja del PIB no es exclusiva de la economía brasileña, sino que se registró también en las naciones más industrializadas, y que en otros países emergentes la caída fue incluso mayor.

En cualquier caso, todas las previsiones hablan de una caída en la economía de Brasil al cerrar el año. El gobierno la estima en 4,7%, mientras que el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial la ubican entre 8% y 9%, informó la agencia de noticias Efe. Al respecto, el ministro Guedes afirmó: “Si este año estamos cayendo 3,5%, 4%, 4,5%, podremos vernos sorprendidos con un crecimiento de esa misma magnitud el año que viene”. El ministro advirtió: “Sólo depende de nuestro ritmo de reformas”, haciendo referencia a la administrativa, la cual se dispone a enviar al Parlamento, y la tributaria.

Los sectores económicos más afectados por la pandemia –que de acuerdo a datos oficiales en Brasil infectó a 3,9 millones de personas y coadyuvó a la muerte de más de 121.000– fueron la industria, que tuvo una caída de 12,3%, y los servicios, de 9,7%. En conjunto, implican 95% del PIB de Brasil. Sólo la actividad agropecuaria creció en el segundo trimestre, ya que, según los datos, aumentó 0,4% respecto del primer trimestre.

A estos indicadores se suman otros, también negativos para la economía de Brasil: la inversión cayó 15,4%, el consumo de las familias se contrajo 12,5%, y la inflación creció.

Según el Índice de Precios al Consumidor Semanal, en agosto la inflación fue de 0,53%. En lo que va del año acumuló 1,58%, y en los últimos 12 meses, 2,77%, de acuerdo con datos de la Fundación Getulio Vargas, citados por Agencia Brasil. Los precios que más subieron fueron los de los alimentos, el transporte, la vivienda, la salud y los elementos para los cuidados personales.

Pese a la pérdida de poder adquisitivo que esto implica para los trabajadores, Guedes se manifestó en contra de subir el salario mínimo, porque dijo que sería “condenar a las personas al desempleo”.

El ministro, según informó Folha de São Paulo, dijo que “si actualmente se aumenta el salario mínimo, miles, tal vez millones de personas serían despedidas. Estamos en medio de una crisis terrible del mercado de trabajo. Dar un aumento de salario sería condenar a las personas al desempleo”, afirmó. Sin embargo, esta afirmación de Guedes se contradice con lo que pasó durante gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT), cuando los aumentos reales del salario mínimo posibilitaron el mercado de consumo y la economía brasileña.

Más allá de esto último, para el ministro las medidas que tomó el gobierno que él integra ante el impacto de la pandemia de coronavirus “evitaron un deterioro más agudo de la economía”. Destacó, por ejemplo, el subsidio para trabajadores informales o sin trabajo (el desempleo llegó a 13,3%), y para las familias más pobres. En realidad, la política citada por el actual jerarca se trata de un plan que se empezó a implementar durante el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, y que a partir de la crisis actual amplió su cobertura de 40 millones de personas a 65 millones.

Este martes, después de que se conocieran los datos de recesión, el propio presidente, Jair Bolsonaro, anunció que esos subsidios se mantendrán hasta fin de año, pero su monto se reducirá a la mitad, de 110 a 55 dólares, aproximadamente.

La oposición cuestionó las políticas de Bolsonaro para atender esta crisis. El Partido Socialismo y Libertad (Psol) repudió en su cuenta de Twitter el “recorte del auxilio de emergencia a la mitad”, y reivindicó “una renta justa de 600 reales”, unos 110 dólares, para “los brasileños que más lo precisan”.

En la misma red social, la presidenta del PT, Gleisi Hoffman, rechazó las medidas del gobierno y enumeró: “Salario mínimo sin valorización real; la salud pierde 38.000 millones de reales; ni un centavo más para el auxilio a la emergencia o para ampliar el programa Bolsa Família”, y, finalmente, “Guedes delirando con que Brasil va a sorprender”.