Este martes se celebraron, con múltiples actos en la capital Beirut y en las principales ciudades y localidades del país, los 100 años de la creación del Estado del Gran Líbano, predecesor del actual estado libanés. En ese marco comenzó la visita oficial del presidente francés, Emmanuel Macron, el mayor referente internacional de la tarea de reconstrucción del país, que ya venía padeciendo una profunda crisis económica y política, que terminó de agudizarse con la impactante explosión ocurrida el 4 de agosto en el puerto de Beirut. El estallido de 2.750 toneladas de nitrato de amonio que estaban almacenados en un depósito desde hacía seis años causó la muerte de casi 200 personas, hirió a más de 6.500 y ocasionó daños materiales valuados en más de 5.000 millones de dólares.

Líbano fue un protectorado francés entre 1923 y 1946. Por eso entre ambas naciones existen fuertes vínculos a todo nivel, por lo que fue visto como algo natural que Macron tomara la posta de la reactivación libanesa.

Entre los actos protocolares, el presidente francés plantó un cedro, el árbol nacional símbolo del país. Más allá de este evento simbólico, el mandatario galo llegó al país con la intención de dialogar con todos los sectores políticos, con la finalidad de establecer un rumbo claro para el futuro. En declaraciones recogidas por la agencia de noticias Reuters, dijo que buscaba “compromisos creíbles” y un “exigente mecanismo de seguimiento” por parte de los líderes de Líbano, incluyendo la celebración de elecciones legislativas el próximo año. El dirigente francés agregó que, si no se llevan a cabo profundos cambios en los próximos tres meses, el país podría enfrentarse a sanciones, como el bloqueo del dinero destinado al rescate económico o medidas contra la clase dirigente.

El lunes, un día antes de la visita de Macron, el Parlamento libanés eligió por consenso como primer ministro a Mustapha Adib, quien se desempeñaba como embajador en Berlín. Antes de esto, el sábado, el presidente Michel Aoun había reconocido ante el Parlamento la necesidad de un cambio sustancial en el sistema político del país, al tiempo que hizo un llamado para que se proclamara un Estado laico, de acuerdo a lo que informó el sitio France24.

Luego de la cruenta guerra que enfrentó a cristianos y musulmanes entre 1975 y 1990, el funcionamiento democrático de Líbano se lleva adelante mediante un sistema confesional, que garantiza un reparto equitativo de cargos entre la población cristiana, mayoritariamente maronita, y la musulmana, conformada por sunitas, chiitas, drusos y alauitas. “Estoy convencido de que sólo un Estado laico es capaz de proteger el pluralismo, de preservarlo transformándolo en unidad real. Pido que Líbano sea declarado un Estado laico”, dijo Aoun, manifestando una alternativa que vastos sectores políticos y sociales reclaman desde hace años.

Estrategias de salida

Durante esta visita a Beirut, Macron se reunirá con representantes de todos los líderes políticos del país, con la intención de que exista un “diálogo de verdad”, en un marco “de franqueza”. “La libertad, el diálogo, la coexistencia. Líbano es fuerte de sus valores. Fuerte de la historia centenaria del Gran Líbano. Sabrá renacer de la crisis que atraviesa. Les digo en nombre de los franceses: estaremos siempre al lado del pueblo libanés”, expresó este martes en su cuenta de Twitter.

Además, Macron comunicó que se está organizando, en conjunto con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), una cumbre para tratar la situación de Líbano, que se llevará a cabo a mediados de octubre en París.

La enorme crisis económica del país se debe fundamentalmente a décadas de corrupción política, que hoy hacen que tenga una de las mayores deudas externas del mundo. Macron dijo que hace falta conocer “la verdad de los números” y sugirió la realización de una minuciosa auditoría de las cuentas del Estado. Además, el desempleo y la pobreza están creciendo en el país, que además tiene el mayor número de refugiados per cápita del mundo, la mayoría de ellos provenientes de la vecina Siria.

El presidente francés manifestó en Beirut que llegó buscando “compromisos creíbles”, y agregó que está dispuesto a “hablar con todos”, incluyendo a la organización Hezbolá, grupo chiita que cuenta con el respaldo de Irán y que frecuentemente se enfrenta con el Ejército israelí, particularmente en la zona sur del país. Macron dijo que se reunirá con representantes de esta facción, considerada un grupo terrorista por Estados Unidos como, porque “es una fuerza política que tiene representación en el Parlamento”. El número uno de Hezbolá, Hassan Nasrallah, dijo el domingo que su movimiento estaba “abierto” al diálogo y a las propuestas políticas del mandatario francés.