El presidente argentino, Alberto Fernández, volvió a reclamar “responsabilidad social” para detener la propagación de coronavirus, en un mensaje que destinó especialmente a los jóvenes y en el que advirtió que existe el “riesgo de que todo vuelva a paralizarse” porque la pandemia aún “no se ha disipado”.

“Tenemos un verdadero desafío como sociedad. Si en verdad no queremos volver atrás y queremos dar este paso hacia delante para ponernos de pie, lo que más necesitamos es que todos tengamos responsabilidad social”, expresó Fernández, al poner en marcha desde la quinta presidencial de Olivos las primeras 30 obras públicas del año, en contacto virtual con los gobernadores de Santa Fe, La Rioja y La Pampa, de acuerdo a lo que informó la agencia Télam.

Si bien desde la semana pasada se están aplicando en todas las provincias argentinas las primeras 300.000 dosis de la vacuna Sputnik V, lo que abrió una luz de expectativa hacia una progresiva aunque paulatina mejora de la situación sanitaria del país, las palabras de Fernández se enmarcaron en la preocupación expresada en los últimos días por las autoridades nacionales, provinciales y porteñas por el crecimiento de contagios en el Área Metropolitana de Buenos Aires y en ciudades del interior y ante el aumento de la circulación de personas durante los meses de verano.

A propósito de esto último, en la mañana de este martes el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, se reunirá en San Bernardo con los intendentes de las localidades situadas en la costa bonaerense para evaluar la situación sanitaria en las zonas turísticas y los nuevos mecanismos de control y prevención que se aplicarán.

Los casos positivos de covid-19 en la provincia de Buenos Aires ascendieron a 690.383, tras confirmarse 2.034 nuevos contagios en las últimas 24 horas.

El ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollan, alertó este lunes sobre determinados sectores que “han perdido el respeto a las medidas sanitarias” y aseguró que se está evaluando aplicar nuevas restricciones “siguiendo el sistema de fases”.

Por el momento, casi toda la provincia de Buenos Aires “está en fase cinco”, pero debido al crecimiento de los contagios y a la falta de cuidado que se evidenció en el último tiempo se está “evaluando el cambio”, indicó el funcionario en declaraciones radiales consignadas por Página 12.

Volviendo a las declaraciones del presidente Fernández, este centró su “llamado de atención” en los jóvenes porque, dijo, “los datos indican que el mayor problema” aparece en las prácticas y la falta de cuidados de ese grupo etario.

“Hay jóvenes que no advierten el riesgo que se está viviendo y que necesariamente deben advertirlo; deben entender que son vectores de transmisión del contagio”, apuntó el presidente, y aclaró que aunque “seguramente no sean” ellos quienes “más padecen la enfermedad, son lamentablemente extraordinarios vectores, personas necesarias para contagiar a adultos mayores que la suelen pasar muy mal”.

La tendencia decreciente de nuevos casos de coronavirus se detuvo en todo el país y en muchas regiones la curva comenzó a ascender, según informó la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, durante el reporte brindado este lunes.

Jujuy, Catamarca, La Pampa, la provincia y la ciudad de Buenos Aires y Misiones mostraron un aumento de nuevos casos, en tanto que el resto del país detuvo el descenso de contagios, indicó la funcionaria.

Ante esta realidad, el Ejecutivo que encabeza el líder del Frente de Todos tiene arriba de la mesa varias opciones planteadas para contener el aumento de contagios.

Una de ellas, que será una de las medidas que se planteará en el encuentro que mantendrá el gobernador Kicillof con los intendentes de la costa atlántica, es implementar controles más estrictos en plazas y playas para evitar las aglomeraciones. Otra disposición del gobierno podría ser establecer una suerte de toque de queda sanitario –que no es otra cosa que prohibir que la gente salga de noche a hacer actividades recreativas, algo que se implementó en muchos países europeos–y la más dura, aunque menos probable, sería volver a un sistema de cuarentena estricta, posibilidad que desde el gobierno todavía evalúan como lejana.