La Casa Blanca informó que el presidente estadounidense, Joe Biden, suspenderá “en la medida de lo posible” la concesión de nuevos permisos de explotación de petróleo y gas natural en tierras federales y aguas territoriales de Estados Unidos. Esta política busca promover otros tipos de energía y así reducir las emisiones y el calentamiento global. Además, según informó Efe, el gobierno de Biden revisará los permisos ya otorgados en el sector energético y en el de los combustibles fósiles para operar en esas zonas.

Otra medida para preservar el medioambiente es la orden de mantener sin cambios 30% del territorio y las aguas del país para 2030, y duplicar para entonces la producción de energía eólica marina. Estas decisiones se suman a la de rescindir el contrato para el oleoducto Keyston XL, que Biden tomó la semana pasada. Esa obra, que llevaría 830.000 barriles de crudo cada día desde Alberta, en Canadá, a Nebraska, en Estados Unidos, fue resistida por activistas por el medioambiente y por comunidades afectadas a lo largo de los 1.947 kilómetros de extensión de esa obra. El oleoducto se transformó en un símbolo de la lucha contra el calentamiento global desde la presidencia de Barack Obama. En 2017, con la llegada de Donald Trump al gobierno, el proyecto siguió en marcha y se flexibilizaron las regulaciones que intentaban frenar el impacto ambiental de diversas iniciativas.

El nuevo presidente se comprometió a revertir esas políticas de Trump y, según comunicó la Casa Blanca, propone cumplir con su promesa de “tomar medidas agresivas” en esta área. Un cambio de rumbo comenzó con el regreso de Estados Unidos al Acuerdo de París, y este camino será reforzado con una cumbre global convocada por Washington para el 22 de abril, cuando se celebra el Día de la Tierra.

Esta semana, en el Foro de Davos virtual, en el que participó el enviado especial de Biden para el cambio climático, John Kerry, Estados Unidos manifestó su voluntad de trabajar en esta área, y también su expectativa de que China se una a esta postura. “Esperamos unirnos con China en la lucha”, dijo Kerry, y manifestó su aspiración de que Pekín llegue a su meta de cero emisiones antes de la fecha programada, en 2060.

En cuanto al nuevo gobierno de Estados Unidos afirmó: “El clima será el centro de las políticas de todas nuestras agencias federales, y las dirigiremos al desarrollo de planes climáticos y a acabar con la financiación de proyectos de combustibles fósiles”. Durante su discurso también pidió apoyo a las empresas para dejar atrás las tecnologías contaminantes.

Además de este giro en política medioambiental, Biden impulsó esta semana nuevas órdenes ejecutivas con las que busca que su gobierno “adopte un enfoque integral en la promoción de la equidad”. Dispuso que su administración evalúe “si las comunidades desatendidas y sus miembros encaran barreras sistémicas en el acceso a los beneficios y oportunidades disponibles”, entre estas las laborales.

Por otra parte, revirtió una orden ejecutiva de Trump y prohibió la transferencia de equipos militares a las policías locales. Esto incluye tanquetas como las que se utilizaron para reprimir a manifestantes en protestas raciales años atrás. A su vez, su asesora en política interna Susan Rice informó que el Departamento de Justicia recibirá la orden de no renovar contratos con las empresas que gestionan cárceles privadas. “El presidente Biden se ha comprometido a acabar con el encarcelamiento masivo, mientras hace que nuestras comunidades estén más seguras. Eso empieza con acabar con la dependencia del gobierno federal en las prisiones privadas”, afirmó la asesora.