La situación en el estado de Amazonas, en el norte de Brasil, es desesperante. La organización Médicos sin Fronteras advirtió el fin de semana que Manaos, la capital del estado, enfrenta un “impresionante” ritmo de ingresos de pacientes afectados por coronavirus, lo que ha producido la saturación del sistema de salud y ha reducido su capacidad para producir oxígeno.
El estado de Amazonas registra 7.051 muertes y 248.561 contagios, lo que ha provocado un un colapso del sistema sanitario.
En este marco, las autoridades estaduales anunciaron el sábado que impondrán un toque de queda las 24 horas a partir de este lunes, ampliando de esa manera una medida adoptada hace dos semanas, que restringía la circulación durante 11 horas diarias.
El gobernador de Amazonas, Wilson Lima, explicó en una rueda de prensa que sólo podrán salir a las calles los trabajadores de los sectores esenciales, como la salud y la seguridad, y quienes tengan que acudir a supermercados o farmacias.
“Impondremos una restricción para la circulación de las personas de 24 horas. Eso no significa cercenar el derecho de ir y venir. Los ciudadanos podrán salir en casos de extrema necesidad, como ir al supermercado, pero tan sólo una persona por familia”, dijo el jerarca, según recogieron los medios brasileños.
La crisis en Manaos empezó a tener repercusiones políticas, dado que algunas investigaciones periodísticas revelaron que el ministro de Salud, Eduardo Pazuello, tenía información sobre el inminente colapso sanitario y no tomó medidas.
Pazuello viajó el sábado a la ciudad amazónica “sin pasaje de regreso” y para permanecer allí “el tiempo que sea necesario”, según informó el diario Folha de São Paulo. De acuerdo a este medio, la decisión del viaje se tomó en el Palacio de Planalto, la sede del Ejecutivo nacional, para contrarrestar las críticas y la caída de la popularidad de Pazuello. Sin embargo, según Folha, el presidente Jair Bolsonaro ha manifestado que, por ahora, no tiene previsto remover al ministro de Salud de su cargo.
La situación de Pazuello también se complicó a nivel judicial. La Fiscalía General de Brasil pidió que el Tribunal Supremo investigue al jerarca por su gestión de la crisis en Manaos. Según el informe de la Fiscalía, Pazuello recibió información el 24 de diciembre sobre el preocupante aumento del número de casos en Amazonas, pero recién el 3 de enero envió funcionarios al lugar para evaluar la crisis que atravesaba Manaos.
Por otro parte, la alcaldía de la ciudad de Porto Velho, capital del vecino estado de Rondonia, también advirtió el fin de semana sobre un posible colapso del sistema sanitario.
“Hoy todo el mundo está siguiendo lo que ocurre en Manaos, pero estamos muy próximos de vivir aquí, en la ciudad de Porto Velho y en todo el estado de Rondonia, una tragedia humanitaria”, afirmó el alcalde Hildon Chaves.
“Ahora es el momento”
El sábado miles de brasileños salieron a las calles en sus autos para reclamar un juicio político contra Jair Bolsonaro por su “pésima” gestión de la pandemia. Hubo marchas en más de 20 capitales estaduales, entre ellas Río de Janeiro, Porto Alegre, Belo Horizonte y Belém. El excandidato a la alcaldía de San Pablo por el Partido Socialismo y Libertad, Guilherme Boulos, dijo que estas marchas pautan el comienzo de “un levantamiento popular contra este gobierno genocida”.
“Estamos aquí para anunciar que no vamos a esperar hasta [las elecciones presidenciales en] 2022, porque hay vidas en juego. Ahora es el momento de derrotar a Bolsonaro. Va a dejar la presidencia e ir directamente a la cárcel”, declaró Boulos, según una crónica del diario británico The Guardian.