Un grupo de militantes frenteamplistas divulgó este miércoles en redes sociales una carta de apoyo a Marcos Carámbula para la presidencia del Frente Amplio (FA). En la misiva aseguran que Carámbula es “una figura capaz de construir el consenso necesario desde la presidencia del FA, para conducir la construcción de un nuevo escenario en la fuerza política”.

Entre los firmantes hay varios militantes de izquierda que trabajaron cerca de Carámbula en la Intendencia de Canelones, entre 2005 y 2015. Entre ellos están los ex prosecretarios de la comuna canaria Héctor Ortega del Río y Loreley Rodríguez; el ex diputado por Canelones Juan Carlos Quico Souza; Carlos Ponce y Florencia Quijano (ambos fueron secretarios privados de Cárámbula), y otros ex integrantes de su gabinete, como la socióloga Silvana Maubrigades (Planificación Estratégica), el arquitecto Andrés Ridao (Arquitectura y Urbanismo) y el ingeniero agrónomo Luis Aldabe (Desarrollo Rural).

La carta llega a pedir una postulación de consenso. En noviembre, Carámbula dijo a la diaria que tras conocerse otros posibles candidatos al rol, él prefería dar un paso al costado: “En la medida en que hay diversidad de candidaturas, yo ya no soy candidato a la presidencia del FA”, aseguró en su momento.

Sin embargo, según señalan los militantes, el ex presidente de la Administración de los Servicios de Salud del Estado es el candidato para la presidencia del FA “por dos grandes motivos”. Por un lado, destacan que su figura es la de “articulador incansable”, necesaria para “profundizar la unidad de acción que demanda la coyuntura actual”. Resaltan que el próximo líder de la fuerza política debe ser alguien “capaz de fortalecer los necesarios cambios que debe enfrentar la izquierda para asumir ese rol y recuperar la senda de mejoras sociales que el país requiere hoy más que nunca”.

En este sentido remarcan que el consenso “es hoy imprescindible”; en su opinión, el próximo candidato debe “contar con el respaldo de todos los sectores políticos, así como de las bases políticas”. Sobre el consenso señalan que no debe “implicar acuerdo en todos los temas, sino capacidad de administrar el disenso, construir desde la diversidad y respeto de los acuerdos alcanzados”, y para ellos el ex intendente de Canelones “ha dado pruebas más que evidentes de su capacidad de trabajo en colectivo, asumiendo los importantes roles que la ciudadanía le dio, pero también que la fuerza política le demandó”.

El segundo motivo por el que los militantes del FA decidieron impulsar a Carámbula es que su figura “también es importante más allá de las filas de militantes” frenteamplistas. En la carta subrayan que “los desafíos para el futuro no estarán sólo en la articulación de las diversas miradas que existen entre la militancia frenteamplista, o la definición de candidaturas; sino que la batalla más dura estará, probablemente, en la conquista de los apoyos perdidos por la izquierda en las últimas elecciones”.

Para los militantes, el desafío a futuro que tiene el FA es “dialogar con los que no son compañeros de siempre, pero que pueden y ya lo han hecho, dar su voto de confianza a la izquierda para alcanzar el gobierno, requiere también contar con una figura que concite no sólo consensos sino también confianza”, y según aclaran Carámbula “ha mostrado una sensibilidad y capacidad de llegada a la población que debemos atender”.

Finalmente, resaltan que el próximo presidente del FA deberá apoyar a los intendentes que tiene el partido, así como a los representantes en el Parlamento, con “una dedicación total”, algo que Carámbula también podría asumir.

Los militantes frenteamplistas destacan que la próxima elección del presidente del partido no será “una más”. Para ellos, “la reciente pérdida del gobierno nacional, la adversa coyuntura que atraviesa el país, pero, sobre todo, la fortaleza y experiencia adquirida en 15 años de gobierno de izquierda en el Uruguay, hacen que la definición actual sobre el rumbo de la fuerza política esté delineando los pasos a seguir en los próximos cincuenta años”.

En un espacio de autocrítica, los militantes señalan que en los últimos años aprendieron que “no alcanza con llegar al gobierno, que no alcanza con construir políticas orientadas a la inmensa mayoría de la población. Se trata en definitiva de contribuir a la construcción de una cultura de izquierda, que progresivamente se instale en lo cotidiano de nuestra sociedad”.